Ganar Dinero en Internet por Grabar Videos

Ya pasamos el primer cuarto de siglo del siglo XXI y sigue habiendo gente que cree que ganar dinero en internet por grabar videos es un premio por su cara bonita, tener teléfono o WiFi o un derecho refrendado por la ONU, como si la ONU hiciera algo bueno.

El asunto es que más de uno ha bajado un tanto la producción de artículos en webs y blogs, sin saber que este es el alimento del conocimiento y tendrán que volver a ellos (inserte risa malvada aquí).

Pero insisten en generar ingresos sin demostrar calidad, sólo teniendo los equipos y las ganas de salir a la calle a hacer preguntas o realizar dinámicas que fácilmente los pueden llevar al hospital, prisión o al panteón.

Así como antes se decía que “el papel aguanta todo”, pues por los visto el video y la edición también, y eso es lo que tristemente está en boga para ganar dinero en redes sociales en desmedro de la calidad, ya que se busca el sacrificio de las neuronas ajenas, porque los creadores de contenido no ponen en juego las suyas ya que hace mucho tiempo que caducaron o no vinieron con ellas.

Ganar Dinero en Internet por grabar videos
 

¿Es posible ganar dinero en internet con videos?

Definitivamente sí, porque hay muchas pruebas. No me pregunten cómo, porque más que mezquindad lo que tengo es desconocimiento. Pero cuidado, habrá quien te diga que te enseña pero por un precio y al final, ese ese el que gana dinero con la Internet y lo puedes refrendar porque parte de ese dinero era tuyo y a no volver a caer en esa estafa es lo único que aprendes (a veces, hay quienes reinciden).

Por experiencia sé que es posible aprender en forobeta ganar dinero en diversas áreas, con tutoriales escritos, en video, en audio o asesorías online. Así que si no tienes ganas de ser estafado ni de decepcionarte (como muchos que parece que les apasionan ambas cosas), date una vuelta por ese foro de negocios, les dices que vas de mí parte y besitos a los niños.

En lo que si te puedo ayudar es a salirte del encasillamiento que ya no genera en YouTube, Instagram, Facebook y TikTok, que incluso ya es fastidioso y se gana el bloqueo y reporte de personas como yo que se cansan pronto de la estupidez.

Comienza evitando salir en videos reaccionando ante programas de televisión que ya uno vio; realmente parece que no te llega el oxígeno al cerebro o que los audífonos te están dando vértigo, riéndote y sorprendiéndote por todo lo que ves. Sería más interesante que te grabaras en vivo o en diferido viendo crecer un árbol de aguacate, ya que la gente entraría a verte colapsar de impaciencia y eso no será educativo, pero vende y genera ingresos suficientes para que te paguen la hospitalización.

¿Estás buena?, válido que salgas a mostrar el físico, pero recuerda que es a cambio de tu dignidad, comodidad, historia personal y el saber que mas de uno se va a dar sus charrascazos en el que se alarga y se encoge en tu honor, lo que no es precisamente tan honroso como generar obras que te valgan una estatua, bautizar una calle o poner tu imagen en un jabón.

 

Lo que se necesita para ganar dinero con videos

Sólo 3 cosas:

-        No depender de los videos y la creatividad ajena.

-        Respetar al público en general, mostrándote decente y bien formado.

-        Y no querer sacar dinero de todo o de todos.

Eso lo aprendí en mi hogar y lo mejoré en el mercado digital con mi experiencia en Forobeta y, por amabilidad te lo comparto sin cobrarte para que tengamos un material a ver y admirar que sí valga la pena, que no provoque bloquear ni escribirle comentarios de rabia que se merecen, pero que las plataformas censuran porque ellas también subsisten de la mediocridad ajena.

Otros consejos:

-        No busques camorra, especialmente si no aguantas unos soplamocos con patada de kung fu.

-        Aprende a hablar y a expresarte.

-        Anda a burlarte de tu abuela.

-        Si eres hombre, no salgas en los videos diciendo groserías y sin camisa.

-        De ser mujer, no salgas en los videos diciendo groserías y con camisa.

Argenis Serrano - @Humoristech 

Cuando hacerse “Mala Sangre” es una profesión 24/7

Ni los laboratorios en merida se darían abasto si existiese la prueba diagnóstica del mala sangre; aunque seguramente nadie se la iría a hacer, sea porque le van a buscar un conflicto sacado de los pelos o porque esa patología no se reconoce, solamente se vive con la idea de que es la más acertada y que son los demás los que están equivocados

Para ellos, los que viven viviendo alegres*, positivos, optimistas, como si fuesen parte de la tierra de los Cariñositos, están destinados a ser comidos por el sistema y, por alguna extraña razón, termina dándoles más coraje, ya que los mala sangre tienen alta tendencia a entrometerse en la existencia de los demás.

Todos conocemos a esas personas que tienen el don involuntario de convertir cualquier contratiempo en una catástrofe personal y dejan de ser personas, una suerte de Bruce Banner mutando a Hulk, especialmente porque se ponen verde de envidia de que a los demás les vaya bien o sepan ser resilientes, incluso cuando no tienen ni meretriz idea de qué es resiliente.

Son los especialistas en el arte de "molestarse por todo", porque como dijimos, para ellos, la vida no es una paleta de colores, sino una escala de grises que oscila entre el gris oscuro y el negro absoluto o ese color turbio que surge cuando agarramos todas las plastilinas del empaque y las fusionamos en una sola pelota y, además, a esta pelota se le pegan unos pelos.

mala sangre
 

El diagnóstico molecular de la preocupación de que no les acepten su actitud mala sangre

Son tan **malasangrosos que le buscan el malestar a cualquier situación, incluso las positivas. Por ejemplo, se realizan pruebas de dengue porque se las exigen para un empleo o la universidad o para descartar que tengan la enfermedad, y se molestan porque dan negativo y se demuestra que están sanos.

Andan renuentes, balbuceando, echando espuma por la boca y batiendo cosas tan sólo porque se hicieron un examen de laboratorio y no les encontraron enfermedad alguna, por lo cual perdieron su acción de levantarse temprano, estar en ayunas y pagar por un diagnóstico que -presumían- era así de positivo. Estarían más alegres sí les inventan una enfermedad, como la aventación de codos o el dobladillo de lengua, para justificar su ¿esfuerzo?

Para el mala sangre no existen los días brillantes, sino los días que queman las retinas y hace un calor del demonio. Tampoco disfrutan de la noche, ya que la mitad de ella están pegados al teléfono echándole odio a los demás y las otras horas son para dormir y soñar que el mundo está hecho a su medida y son los reyes, por lo que al despertar, además de levantarse cansados, se consiguen con la cruda realidad y… ¡Se hacen más mala sangre!

Para estos profesionales de la amargura, una simple gota de lluvia no es agua, es el inicio de una inundación que arruinará sus zapatos favoritos, además de que verá a niños y niñas jugando bajo la lluvia, felices como él o ella no pueden ser.

Si el autobús se retrasa cinco minutos, no es un inconveniente menor, es una conspiración universal para sabotear su día, y probablemente el resto de la semana, confiados también de que al montarse, de seguro irán de pie y el colector les va a recostar e tostón cuando cobre el pasaje y, sí no es así, se molestan por haberse equivocado, lo que les hace añorar el que les recuesten el tostón solo para tener razón.

Consultando a un laboratorista para poder justificar esta teoría de que el mala sangre es una persona enferme pero no por la sangre que su cuerpo tiene (y que sí, le va a salir sí lo cortan cuando esté molesto), pues lo único que en bioanálisis podrían detectarle a estos seres es que su glucosa en la sangre siempre es normal, pero sus niveles de cortisol emocional están por las nubes, reaccionando ante cada estímulo como si fuera una prueba de esfuerzo para el fin del mundo (pujando un apocalipsis, por así llamarlo).

El problema de "hacerse mala sangre" es que no sólo afecta al estado de ánimo, cansa a los demás, aumenta la proporción a que le partan la jeta o que termine laborando en el departamento de quejas de una tienda o sea policía de escritorio, sino que a largo plazo, termina afectando la química real del cuerpo (se pondrá hediondito literal y realmente).

Es que amargarse por no dejar es un auto-envenenamiento lento, donde la preocupación crónica es la toxina y -para su pesar- la alegría es el antídoto que siempre se niegan a inyectarse, especialmente porque tendrían que pedir demasiadas disculpas y además les dolería la cara, ya que su quijada no está acostumbrada al san acto de sonreír.

Al final del día, estas personas ***malasangrosas necesitan recordar que el único análisis que importa es el de la felicidad, y ese, por suerte, siempre da positivo si deciden dejar de tomar la vida tan a pecho... y tan en serio.

Argenis Serrano - @Humoristech

Nota: *viven viviendo alegres. **malasangrosos. ***malsangrosas: Escrito de esa forma porque así me sonó bonito y punto, no se hagan mala sangre por eso. 

Vi a un hombre bailando en un andamio

andamio

Sí, vi a un hombre bailando en un andamio, de esos que se arman y desarman como Montaña Rusa de feria portátil y con el mismo nivel de inestabilidad y peligro.

Sorprendido, le hice señas al hombre de que se fijase o recordase dónde estaba. Él, empezó a hacerme señas de que no entendía y me le acerqué, se bajó -dejando a su compañero que estaba sentado comiéndose una arepa- para explicarle que estaba poniendo las dos vidas en riesgo.

Tampoco entendió, porque se molestó y me increpó con aquello de “¿A ti qué te importa eso, mano?”, lo que me molestó porque no soy su mano y tampoco acepto que cualquier guamuro e isoporuco me hable de tú.

Le comenté que la estabilidad del andamio donde bailaba la música que sonaba en algún apartamento del edificio donde estaban pintando, abusando de la normativa municipal como hace la mayoría de venezolanos faltos de unos correazos y disfuncionales, le podía hacer caer.

¿Y?, fue su respuesta altanera. Le respondí sin ofuscarme:

“Está a unos 3 metros de altura, lo que, de caer de pie, le crearía una torcedura tipo caída de moto con la necesaria colocación de yeso, clavos y tener la pierna en alto, además de una operación que podría ganarle el apodo del cojo, según la pericia del traumatólogo.

Incluso la pierna se le podría ir hasta el Píloro y crearle una perforación que podría reducirle la estatura así como la vida. (Yo sé que eso podría no suceder, pero la gracia es asustarlo mucho, aunque no sepa dónde le queda el píloro, seguramente imaginará que el hueso de la pierna se le va a meter por el recto).

De caer de sentón -proseguí-, podríamos suponer que el impacto le haría salir la pepa de la bailarina por la jeta y en WhatsApp habría que escribir “cadera salió del grupo” y que estaría confinado a una silla y que más nunca tendría una erección. El pintor de brocha gorda peló los ojos entre indignado y molesto y para mis adentros me dije que ya le estaba convenciendo de su error. Bueno, más exactamente me dije, ¡Lo tengo chorreado!

Le aclaré que sí caía de manos, se le quebrarían de manera retráctil como cuando una enrolla a su tamaño original un paraguas de cartera o la impresión visual que se da cuando un recogelatas aplasta una lata de cerveza.

Y que por ello, no podría hacer nada en su casa y su mujer lo dejaría por el come muslo y sus hijos no lo atenderían y su mamá le atendería pero reprochándole que por estar bailando en un andamio ella tiene que estar haciendo más oficios. Además, de que en sus cumpleaños no le harían torta porque nadie estaría a su lado por improductivo, con todo y que sería más fácil clavarle la cara en la torta, ya que no podría meter las manos.

Por último, sí caía de cabeza, además de la contusión que lo tendría en coma y estaría agotando el dinero familiar que no hay, la indignación de que llegase a ese estado por la irresponsabilidad de bailar en un andamio de tubos mal conectados, es que lo maquillarían y harían TikTok con usted colocando cualquier audio ridículo para que fuese un meme y al menos monetizar para comprarle los pañales y alimentarlo por un tubo en la boca, sino es que en el recto”.

Sin terminar mi exposición de motivos, noté que el hombre -al parecer- se arrepentía de su acción. Le hacía señas a su compañero de que tuviese cuidado y que no bailara en el andamio. El compañero se bajó porque tampoco entendía señas. Lo hizo bailando, porque la mala maña se pega.

Aclarado todo, ambos me felicitaron y se disculparon por la acción irresponsable y prometieron hacer todo con más seguridad y responsabilidad, por su salud y para que sus familiares y amigos no los volvieran un chiste andante en castigo.

Antes de despedirme argumenté una última razón que pensé que les convencería y se las hice saber:

“Les increpé el que no bailaran en el andamio, porque yo estaba pasando por allí cerca de ustedes y sí bien no me iban a caer encima, me iban a hacer testigo de su caída y eso no me iba a dejar dormir. Peor aún, iba a tener que llamar al 911 de Emergencia y vendría la policía a interrogar sobre el cadáver y, sí hay algo que me fastidia mucho, es que la policía me esté interrogando por ser testigo de las estupideces ajenas”.

Ambos pintores comenzaron a corretearme hasta que no pudieron alcanzarme. Seguro estoy que esa última explicación les molestó desde un principio, porque no saben qué significa la palabra “increpé”. Además de irresponsables, son incultos y malagradecidos.

Argenis Serrano - @Humoristech 

La Familia más Feliz del Mundo

LA FAMILIA MÁS FELIZ DEL MUNDO


Una tienda céntrica, de ropa y algunos accesorios y demás cosas, pequeña y apabullada por tiendas más grandes, subió una publicación a Instagram a la que etiquetó como “LA FAMILIA MÁS FELIZ DEL MUNDO”, haciendo alusión que ella trabajaba allí.

La sonrisa del padre, que no vestía prendas costosas, la sonrisa de la madre, con un vestido no vistosos, la niña mayor con su muñeca y el niño menos con su camioncito, relucían como sí la foto hubiese sido retocada con programas de inteligencia artificial.

Pero realmente era una luz divina que les envolvía. Eran amigos del dueño heredero del local y de su esposa y todos conservaban gran amistad. Y esa aura que emanaban les ganó la solicitud de colocar una foto etiquetada con el título de LA FAMILIA MÁS FELIZ DEL MUNDO, en una imagen sin poses falsas, con personas autóctonas, hermanadas y con una mirada cautivadora, como dibujada por serafines.

La tienda, no más famosa por ser sobreviviente a décadas de existencia como construcción benemérita y local, comenzó como por arte de magia a recibir visitas a montones, vendiéndose mercancías y por muchos curiosos que querían saber sí esa familia estaba patrocinando algún producto, iban a hacer una película o sí serían los próximos dueños.

Incluso llegó gente que fueron a pedir milagros para recuperar su salud, confundidos por el halo místico que de manera incomprensible la cámara logró captar.

El revuelo no tardó mucho en atraer la atención de los influencers, ávidos de ganar dinero a costa de los demás, pero al querer tomarse fotos y videos con LA FAMILIA MÁS FELIZ DEL MUNDO -que ya era consecuente en la tienda, como si fuesen sus modelos o mascotas-, estos manipuladores salían con rostros deformes, halos espectrales oscuros y deformaciones en dichas imágenes.

Llegaron a decir que algún aparato generador de ondas de inteligencia artificial movía sus aplicaciones dentro de la tienda y les hacía ver grotescos para hacer que la bella familia se conservare así, sin querer reconocer que era su propia maldad la que era capturada por sus propios teléfonos y esta, salía sin filtros.

El boom -como debíamos suponer- atrajo la atención de las autoridades quienes se acercaron a la tienda a examinar los libros contables y consultar qué tipo de estrategia de mercadeo manipulado estaban aplicando para atraer a la gente. Alegaban que era ilegal decir o asegurar que esa era LA FAMILIA MÁS FELIZ DEL MUNDO, mientras que el abogado del local les decía que en qué parte de la Constitución y las leyes aparecía alguna prohibición para decir que alguien era feliz.

Los funcionarios, apabullados por la belleza de una familia tradicional tan unida y el no poder defender su posición ante las pruebas, llamaron a sus jefes diciéndoles que esa familia y esa tienda estaban a derecho y que la pureza que irradiaban era contagiosa y todo un ejemplo para quienes le vieren.

Sus jefes, atemorizados ante la idea de que un poder tan grande pudiese ser contagioso y que la gente fuese bella por fuera y por dentro, no permitiéndoles tener el control bajo la farsa de la justicia social, abandonaron al país no sin antes dejar la cizaña en contra del pequeño y modesto local, sus dueños y LA FAMILIA MÁS FELIZ DEL MUNDO.

Al final de dicha semana, hordas de patoteros comenzaron a rodear el local e incitar a los transeúntes, sus simpatizantes traídos en buses y a los locales comerciales que ni siquiera eran competidores de la pequeña tienda, para que quitaran de la atención y compañía a tan hermosa y sagrada familia.

Todos querían lanzar cosas, adentrarse al local y saquearlo, agredir y vociferar. Pero una fuerza mayor que ellos, irradiada de LA FAMILIA MÁS FELIZ DEL MUNDO, les agobiaba y hacía ver sus propios defectos, haciéndoles vomitar, estremecerse, lanzar aullidos y llorar arrepentidos de todo lo que habían hecho de mal en sus vidas.

Comenzaron a confesarse en plena calle mientras recogían sus lágrimas arrodillados. Los más fuertes sólo podían disparar miradas de recelo y bufar viéndose derrotados por un poder más maravilloso que cualquier actitud personal aprendida en sus familias disfuncionales.

Al pasar de los días, la tienda era visitada sólo para comprar, para medir el nivel de su mejora como ser humano al tomarse una foto junto a LA FAMILIA MÁS FELIZ DEL MUNDO y contagiarse de su aura para seguir.

Pasado un buen tiempo, el divino contagio de sus vibras positivas fue edulcorando a los demás negocios y haciendo a la gente más amable, feliz, próspera y por demás respetuosa, tal cual temían los jefes políticos que vieron su reino derrotado.

Todo porque una foto con millones de vistas dentro del país, había mostrado y asegurado que esa era LA FAMILIA MÁS FELIZ DEL MUNDO y resultara verdad, al ser gente que se entendía, no se creía perfecta, no afectaba a los demás, se  apoyaba, era resiliente y con una disciplina basada en el respeto, el amor y la rectitud, que sobrepasaba los límites de lo factible y materializaba los de la utopía.

Pero, para desgracia de los jefes que huyeron de ese país, es que la foto de esa familia, ya comenzaba a ser viral en el mundo entero y estaba resultando un foco de contagio positivista que iba a cambiar las reglas del juego.

Todo ello ocurrió desde un pequeño lugar y llegó a oídos del mundo entero, tal cual puede ocurrir en cualquier cosa buena y a cualquier persona buena, si no le teme al que dirán y defiende su posición y se rodea de gente buena, tal cual sucedió con LA FAMILIA MÁS FELIZ DEL MUNDO.

Argenis Serrano - @Humoristech 

Viajes en Autobús Por Puesto

Lo siguiente no es cómico, sino tragicómico, porque es parte de la verdad de mí país. Resulta que voy en el transporte público y el colector (ser que cree que tiene un trabajo, profesión u oficio o incluso, que es el dueño de la unidad), llama a otro colector preguntándole lo siguiente:

“Mira, hay una gente que quiere subir el sábado para Ocumare de la Costa - Aragua, autobús full, ¿Cuánto les vas a quitar?”; luego de algunos segundos colgó la llamada y le dijo al chofer de forma audible: “Que no puede porque anda manejando con los frenos malos” (yo lo escuché todo claro y estaba en el último asiento, llamado “la cocina”).

Como me bajé, no pude seguir escuchando esa atrocidad que es el entretenimiento que viene con el aumento del pasaje, pero podemos sacar a relucir algunas cosas:

-        El autobusero que no aceptó el viaje, hizo muy bien para no subir a Ocumare que posee una carretera con más curvas que creadora de contenido abollonada en Facebook, teniendo los frenos malos, pudiendo irse a hacer un tour al barranco.

-        Pero estaba trabajando con los frenos malos en la ciudad, que aunque no tenga bastantes curvas, tiene carros, peatones y propiedades a montón; también motorizados, pero esos no importan.

-        “Cuánto le vas a quitar”. Ahora resulta que los viajes en transporte público, son asaltos a mano armada. Bueno, un poco, pero habría que disimular.

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Hagamos viajes en autobús del transporte público al mundo mágico de la imaginación 

Imaginemos que alguien acepta realizar un viaje a la playa sin haberle revisado ya sea los frenos, batería, bomba de agua, cauchos, combustible, transmisión o el surruplex al vehículo; que lo único que le sirve bien es el reproductor y las cornetas.

Orándole a San Eclundio para que a nadie le ocurra nada en ese viaje de placer, se ocurre que el autobús dice ¡Hasta aquí llego yo!, y le da la calambrina a la mitad de la nada. Comienza a anochecer y llueve, no pasa nadie, los teléfonos no tienen cobertura y no hay ni una casa embrujada con un psicópata cerca para guarecerse.

¿De verdad es justo que se atrevan a cobrar un viaje a la playa, montaña o una excursión al museo del Gurrufío, nada más por hacer dinero fácil, correr por la autopista y sacar en un solo pago una semana de trabajo?

Si no tenemos desorden alimenticio, no nos cayó una pared encima y no nos pasamos oliendo tubos de escape, la respuesta correcta es decir que no es justo. Pero hay transportistas (no todos, un 95%, especialmente los que no son los dueños y no les duele la unidad, ni la decena ni la centena), que se arriesgan con todo con tal de sacar a pasear su adrenalina o buscar darles solución a sus problemas de amor, hijos y alcohol, corriendo en vía recta por las curvas a ver sí llegan pronto al infierno. Y como les da miedo irse solos, buscan llevarse algunos inocentes.

Por lo tanto, cuando se contrata a alguien para hacer un viaje, lo mejor es que sea alguien que se dedique mayoritariamente a ese rubro de la conducción. Esos que besan hasta las bujías de la unidad por el cariño y cuidado que le prodigan a la misma. Ese va a llevarte sereno a la playa, te traerá con bien, sabrá solucionar percance alguno si lo hubiere e incluso, se bañará contigo y no pondrá peros de que te subas con los pies llenos de arena a la unidad.

Una de las primeras reglas al hacer viajes y turismo, es ir con quienes sí saben de viajes y turismo. Excepto esos que ponen a cantar a la gente toda la vía y a bailar en el camino, es muy triste pagar para que lo pongan a hacer a uno el ridículo con canciones que uno no se sabe. Ahora, sí descuentan por canción, allí sí vale la pena cantar rancheras vallenatas en tiempo de reguetón y mover pañuelos y encender yesqueros dentro de la unidad.

Argenis Serrano - @Humoristech 

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