Otra Carta A La Muerte

La Muerte

No te había querido decir nada, La Muerte, para que no me dijesen reaccionario. Pero desde que te llevaste a mi padre en diciembre de 2023 ando con la misma pregunta: ¿Tú no te has dado cuenta de que estás haciendo mal tu trabajo? 

Sí, porque te has estado llevando en situaciones muy penosas e indignas a un montón de buenas personas, de las que conocí y de las que no conocí pero se tienen buenas referencias de las mismas.

¡Ah, pero esto sí lo haces!, a quienes matan, desfalcan, hacen fraude, mienten, son solapados y les agrada el agavillamiento e intimidación a puño –patada y frentazo, cobran dinero para hacer lo indebido, se burlan, quieren que les amen a juro o cobran venganza, que aturden a la historia presente hasta superando a la inquisición y demás matanzas en nombre del gobierno, de la falsa religión, de su bolsillo y del puro gusto de hacer daño, a todos esos sí les extiendes el período de gracia.

Por eso opino que tú, La Muerte, estás haciendo mal tu trabajo. Porque si te llevaras a los malos adelante, de las maneras ya tan penosas, dolorosas e inmerecidas que te estás llevando a los buenos, el mundo sería ese Paraíso que Dios no dejó.

¿Viste que estás haciendo todo mal?; sabemos que aparte de Atila El Huno, Calígula, Hitler, nadie es 100% malo, pero hay que también tener un medidor de maldad y que debe ser refrendada por el no arrepentimiento y la manera desvergonzada de vivir la vida loca.

Basado en ello es que tú, La Muerte que lleva y no trae, podrías actuar y comenzar a depurar al mundo.

¿Cómo es posible que un buen padre, una historiadora, un letrado, un comediante, una científica, un inventor o un tierno abuelo y una madre linda, se vayan primero que quienes roban, matan a gusto, venden drogas, gastan a manos llenas los dineros público y le quitan la oportunidad de salud, vivienda, educación y cambios a los demás sólo para irse a tomar cocos en una playa paradisiaca?

Si fuese al revés, el mundo podría ser más justo, el aire ya no hedería, la gente respetara el derecho ajeno, las traiciones y errores por malos inventos se acabarían y cada historia sería mejor por no vivir con el temor que la mano de otra te puede dar chicharrón, burlarse de ti o meterte la mano en el bolsillo.

Tú, La Muerte, has hecho tan mal tu trabajo que han tenido otras manos que pecar para poder enmendar tus errores. Mira que poner  gente a matar terroristas en Israel y Ucrania no más porque ellos quieren imponer su raza, religión y el gusto de pegarle a las mujeres y lavar cerebros de niños a todo Occidente. Y así será de malo que alguien va a censurar esto o perderá la publicidad de Adsense, por tu culpa, por ser La Muerte pero no cumplir tu trabajo con mejor planificación.

Dios nos dio el libre albedrío y el que decidió el mal y se acogió al mismo por completo, de plano que no debería vivir tanto ni vivir bien. Pero mira a los dictadores, falsos presidentes, banqueros solapados, capos de la droga, mujeres estafadoras y transgresores de niños y mujeres cómo duran. Parece que un día de vida de ellos dura 2 días.

Ya que el infierno está en la tierra (como dijo Benedicto XVI), ¿Por qué no les haces pagar de una vez cuando tienen el daño en vigencia?, eso de darles tiempo extra, que vayan a penales y darles el trofeo “Copa La Muerte” así pierdan, nos tiene a los buenos agarrados de la brocha.

“Los buenos somos más”, ciertamente. Y tan buenos que somos incapaces de emular a los malos para atacarles en su propio campo so pena de caer en su propia condena, salvo los que tienen preparación militar, policial o saben de hipnosis. Es tu trabajo, como la Muerte que eres, el ponerte derecho/a y comenzar a sacar a los malos.

¿Vas a seguir dejándonos a los deudos acongojados porque un hombre, una mujer, un joven, un niño, una niña e incluso una mascota, mueran en su plenitud de vida y de formas tan lamentables que ni las quiero contar?

Yo sé que el cielo necesita más ángeles, santos, beatos y gente buena, pobres de maldad y ricos en bondad, pero entiéndeme, si tú te llevas a los malos, la gente comenzará a ver qué es mejor hacer el bien de muchas maneras y cuando llegue su hora que debería ser más tardía y con un final feliz-, verás que la fila para entrar al cielo será enorme.

No pretendo saber más que La Muerte, pero aunque pagaré consecuencias, debo fijar esta posición ante ti, porque ya basta de que estés rompiendo corazones, atemorizando, presionando y creando situaciones fatales deleznables e indignas para vidas que están en el porcentaje de bien aceptable para ir ante el Padre Celestial.

Eso se lo tienes que hacer a los que usaron su libre albedrío y preparación mental y/o física para hacer el mal, sacar a esa peste, ralear a eso que no llega a humanidad y así tener el planeta que es la tierra prometida.

Si tú como La Muerte mejoras tu planificación y cumples tu propósito necesario pero con un orden porcentual de más malos muertos y más buenos vivos, incluso hasta el Apocalipsis podría ser suspendido y tu trabajo sería menos agotador.

Piénsalo y haz la prueba echándote al plato a los malos que te he reflejado a nivel mundial y dándoles una nueva oportunidad y sanidad a los moribundos o marcados en tu lista, que le han dado felicidad a su entorno en el tramitar de su vida. Verás que más nadie le temerá ni cuestionará La Muerte, porque al fin estará obrando con justicia.

Argenis Serrano - @Humoristech 

Planes Frustrados de Luis con Ana

Tristemente, cuando eres una buena persona y se te ocurren ideas cargadas de inventos raros para darle rienda suelta a tu picardía oculta con tu cara de yo no fui, esos planes son frustrados porque ocurren cosas que algunos llaman Mercurio retrógrado, mala alineación de los chakras o que deberías de darte unos ramazos con un cactus a ver si se te quita la mala suerte.

Así le ocurrió a alguien que no diremos que se llama Luis y que invitó a una muchacha anónima a la que protegeremos su nombre que es Ana. Él la invitó a ver películas el mismo día que casualmente sus padres no estaban en casa, había comprado un colchón nuevo y luego de una semana, se bañó bien.

No sólo descargó una película romántica para crear ambiente y unos videos musicales para hacer ambiente musical como de Bar de mala muerte, sino que descargó en un grupo de Telegram XXX el material correspondiente para aprender y decirle a ella, ¿Nos vamos a dejar ganar por éstos?, ¡Esas posiciones las podemos superar fácilmente si comenzamos ahorita y acabamos…juntos!

Pero los planes frustrados comenzaron cuando…


Luego de planear esta noche romántica perfecta con la mesa puesta con velas porque en Venezuela se corta la electricidad programada, desprogramada y por deporte; la música suave en una corneta de esas que primero hablan en chino y sacan sonido chirriante a full volumen y el botón de ecualizar no sirve; 

El aroma de la comida llenaba el aire, especialmente por las partes que se le quemaron a nuestro amigo desconocido, Luis.

Todo estaba preparado para una velada inolvidable, si es que ella aprobaba el procedimiento.

Justo cuando Ana y Luis (nombres que no podemos decir aquí) se sentaron a la mesa, sonó el timbre.

¿Quién será a esta hora?”, se preguntó él, justo cuando los efectos de los mejillones, el té de hierbas y la Viagra comenzaban a pegar duro.

Al abrir la puerta, se encontraron con los padres de Ana, que habían decidido hacer una visita seguirla a ver en qué estaba; ella se emocionó mientras él sostenía el llanto y disimulaba el bulto en sus pantalones.

¡Qué alegría verlos!, dijeron los padres emocionados de que su hija Ana (nombre ficticio real), había conseguido un novio con casa, cuando él ni le pasaba dinero a su mamá para las arepas porque todo se lo gastaba en el Parlay y por eso buscaba novia, ya que estaba amenazado de que lo botaban de la casa sí no producía, lo que él tomó como un aviso de pronto desahucio. 

Los planes frustrados podrían haber quedado allí, pero cuando alguien tiene un día de esos en los que parece que tus antepasados se robaron al Niño Jesús y tú estás pagando sus culpas, todo empeora. 

No pasó mucho tiempo antes de que el timbre sonara de nuevo. Esta vez eran los amigos de Luis, que también habían sido corridos de su casa y querían ir a jugar a la Play y beber con el mejor de sus amigos; pero como éste los corrió, fueron a visitar a Luis (el desconocido de nombre verdadero), visita inédita, porque jamás habían ido a su casa, pero esa noche que Luis pretendía jugar al Matarile Rile Ron con Ana, se les antojó.

¡Trajimos nuestros vasos térmicos para que los llenes!, gritaron los desgraciados, mientras la mamá de Ana veía horrorizada la actitud de los amigos de Luis que era motivada por el papá de Ana que tenía ganas de alcoholizarse feliz de que iba a librarse de la hija menor, que aunque se veía bien hasta el cuello, la cara ameritaba un filtro o una bolsa. 

Mientras Luis intentaba mantener la calma y que no le diera un paro porque ligó Viagra con aguardiente y un disgusto, el timbre volvió a sonar. Ahora eran los vecinos, que habían visto al gentío y pensaron que estaban invadiendo la casa. 

“¡No queríamos que la casa fuera invadida por extraños!, dijeron mientras escondían las sábanas, manteles y picos que traían con ganas de ocupar ilegalmente la casa y entraban con sus hijos perros, gatos y un chivo que habían adoptado recientemente. 

La situación se volvió aún más caótica e hizo memorable por razones más allá del estupor a estos planes frustrados, cuando llegó un repartidor de pizza con una orden que nadie había hecho. 

“¿Quién solicitó Pizza Extra?”, preguntó, mientras todos se encogían de hombros y aceptaban la comida, poniendo a Luis a pagar el delivery al repartidor que tenía cara de atracador; le fue cancelado con lo que iba a pagarle el taxi a Ana para que se devolviera a su casa luego de haber cumplido la misión con ella y descompletó lo que le dejó su papá para que pagara el Internet.

 

Finalmente, cuando Luis pensó que no podría más nunca tener la casa libre para hacer el sin respeto con Ana (que no tenía ella tampoco intención de ceder, especialmente porque se fue sin depilar según le confesó al de los planes frustrados llamado Luis) la situación logró empeorar cuando apareció un plomero en la puerta. 

“Me llamaron para una emergencia”, dijo, aunque nadie recordaba haberlo llamado. Mucho más sospechoso, ¿Plomero de noche?, ¿Sin herramientas?, ¿Con una pistola en la cintura?

Decidido a hacer su trabajo, comenzó a revisar las tuberías, añadiendo más ruido y confusión a la noche. Cuando se le consultó cuál era el problema, dijo que el problema era allí no había nada qué robar, por lo que comenzó a echar plomo al aire, como todo buen plomero. 

Ana y Luis se miraron y ella no pudo evitar reírse al decirle a Luis que ella llamó a su padre para que le rescataran, pidió la piza y el plomero era un primo con el que tenía un negocio de seducir a hombres y robarle sus cosas y que por eso no se pasó una Prestobarba por las piernas.

Su noche romántica se había convertido en un caos total, los planes frustrados terminaron en heridos, amordazados, desvalijamiento de algunos muebles viejos y un hombre con la sangre levantándole al hijo de Odín para nada.

Lo único que quedó fue la caja de la pizza, la comida quemada, amigos con los pantalones orinados, unos padres desencantados y un hombre dolido en su orgullo y que más nunca planeará una noche romántica con final feliz, porque por lo visto, salen muy caras.

¡Ah y lo botaron de la casa porque no pagó el Internet y la mamá no pudo ver el final del video de la muchacha coreana que perdió la memoria y no recordaba que estaba casada con el hombre más millonario de Corea y él no sabía quién era su esposa!

Además, su papá le encontró a Luis el Telegram XXX y se lo quedó porque era mejor tocarse a sí mismo que tocar a la mamá de este.

FIN THE END

Argenis Serrano

P.D.: A Luis lo están acusando ahora sus vecinos de haberse comido el chivo. 

Números que Detesto

Las personas mental y espiritualmente sanas como yo, tenemos algunos números que odiamos. Es algo normal y si usted no lo cree así, es usted quien tiene problemas y de seguro anda enemistado con seres vivos que es peor, no con los números que detesto, como yo.

Claramente no me puedo enfocar en las cifras mayores, eso sería una locura. Especialmente cuando son en dólares, satoshis o quizás en bolívares.

Entre los números menores no me metería con el 4, el 13 y el 69 porque tienen su historia. Ellos, no yo.

Como esto no se trata de mí porque me tomaría una eternidad llegar al fin, sino de los números que detesto que son menos en comparación a mis cuitas, voy con la explicación que les tiene en suspenso, no por conocer el motivo de que algún número pueda o no gustarle a alguien, sino porque les mama el chisme.

números que detesto
 

Números que detesto

1: El número 1 es el único número que sólo tiene un divisor: él mismo. Y esos que se creen el número 1, son insoportables. Además, me parece que cosas como 1 dólar, 1 viaje gratis o 1 beso, son algo limitado si valen la pena repetirse.

6: Aunque lo llamen el número perfecto, todo lo que involucra a este número, se siente de mala suerte, salvo el volibol femenino con sus 6 jugadoras por lado y lado o el caballero de la 6ta casa de Virgo, Shaka.

11: El primer capicúa representa a la vida, que empieza con 1 y acaba con 1. Además, cuando pasaba una materia con 11, sentía que ni siquiera había un ambiente milagroso, ya que el milagro es pasar una materia con 10.

14: No sé por qué, pero me cae pesado. Quizá por el día de San Valentín.

22: “Los dos paticos”. Recuerdo que cuando tuve esa edad no generé dinero porque estuve ese año sin empleo. Y no es que me fascine trabajar, pero sí me gusta mucho comer.

26: Este ya lidera entre los números que detesto, porque un día 26 falleció mi padre.

45: Tampoco recuerdo por qué lo coloqué entre los números que detesto, pero la verdad que le tengo una ojeriza.

55: En un viaje que hice, me hospedé en una habitación con este número. Entre las chinches y los gritos de las parejas que estaban haciendo no sé qué, pero gritaban, pasé una noche de perros. Y el número se ganó la rifa de que le tomase rabia.

56: Porque los que más gritaban estaban en esta habitación.

66: El número 66 es el número del astrológico asociado con el equilibrio y la justicia. Pero yo no creo en la astrología. Además, le colocamos otro 6 y listo, ya nos llevó el diablo.


74: La edad de mi padre al fallecer. Más que detestarla, me llame de melancolía y preguntarme, ¿Por qué no se lleva la muerte a los que hacen daño y nos dejan con números en rojo al país, en vez de a los buenos?

98: Por cierta debacle que comenzó justamente desde diciembre de ese año en el siglo XX.

106: El número 106 es el número atómico del seaborgio en la tabla periódica de elementos y como yo no sé qué es el seaborgio y si me hace dañó, ya de una vez la agarro en su contra y contra el número que la representa.

110: Era el número de mi tarjeta de entrada en un lugar donde trabajaba. Ahora el numerito me cae de la patada.


111: El número 111 es conocido como un número angelical en numerología y se considera un mensaje de los ángeles de que estás en el camino correcto. No es que sea uno de los números que detesto, sino de los que no le tengo tanta confianza (porque siempre pido deseos a la 1:11 y a las 11:11 y nada que se me cumplen).


116: En la misma secuencia de los seis, los once, etc. Vean que soy consistente en mi conflicto.

119: Porque es el número que antecede al 120, la edad en la que voy a fallecer comiéndome unos doritos y su condimento me hace estornudar y se me rompe el bazo.

121: Además de ser múltiplo directo del 11 por sí mismo, me da rencor el que no podré llegar a esa edad, sólo por haber comido Doritos. Y lo más sorprendente es que a mí no me gustan los Doritos.

Del 0 sólo hablo mal a las 24 horas luego de haber cobrado, cuando veo que mi cuenta bancaria llega de nuevo a esa cifra. De resto, le doy salvoconducto si está varias veces a la derecha de cualquier cifra monetaria a mi favor.

Detalle especial: Algo que puedo meter entre los números que detesto (obviamente porque es una fundamentación coherente, lógica y para nada motivadora a solicitar cita en el psiquiátrico), el punto es que no me gustan las ocasiones pares porque:

1 es por investigar

2 porque hay que dar segundas oportunidades

3 es porque realmente te gustó.

@Humoristech 

LA ROSA DE GUADALUPE: Una Niñez Sana

Una niñez sana es el anhelo de cada padre, madre o representante y, por retruque, para un país, en la esperanza de que sean sanos física, mental y actitudinalmente para el futuro propio y de todos.

Reconozcámoslo: La adolescencia y adultez se encargan de dañar todo eso.

Pero para quienes no estamos dañados por haber tenido una niñez sana gracias a nuestros padres y al entorno y la estabilidad nacional, los recuerdos de esos tiempos en que uno se subía a un árbol de mangos con un paquete de leche, otro de azúcar, lo mezclaba a mano con la fruta, lo comíamos a placer en el copito del árbol y pasábamos de 3 a 5 días con diarrea, eran tiempos felices.

Valía la pena estudiar, ver televisión, ver televisión y estudiar y viceversa hasta llegar y llevar toda una mezcla rara de programas de televisión y ejercicios matemáticos al salón, porque igual se transformaban en herramientas para la vida, comenzando por la creatividad y saber que el trabajo constante es lo que se gana los gustos.

una niñez sana

Una niñez sana, un ejemplo a seguir

Vale la pena colocar ejemplos nobles, grandiosos, intachables y llenos de la mayor y mejor inocencia del mundo, para poder medio orientar a los abducidos y debiluchos padres de ahora, cómo se cría a una niñez sana.

De allí que el mejor ejemplo que he podido conseguir, es el de una niñez sana y excepcional que conocí frente al espejo. Sí, yo soy un adulto sano porque tuvo una niñez sana donde se sacudió de todo mal y me transformó en ese maravilloso ser que desean y respetan, aunque sea lamentable que sean algunos “hombres” los que me desean y las mujeres, las que me respetan.


Cuando era niño…

Por ser hijo único, debía tener amigos imaginarios. Aunque el mejor de todos resultó un traidor que se fugó con mi novia imaginaria. Hace poco me enteré que ella estaba embarazada de él y que tendría un parto psicológico.

De allí tomé la costumbre de hablar solo, lo que para algunos es parte de una niñez sana porque motiva a la creatividad. Y esa creatividad maravillosa, prodigiosa y plena de humildad se mantiene viva y ya no hablo solo, salvo en los momentos en que necesito una segunda opinión de alguien verdaderamente inteligente y confiable.

Pero mi mayor muestra de que mi mente e un sanitario limpio, por o sana e impecable que es, es que en mi etapa infantil yo utilizaba el talco de bebé y lo esparcía en el suelo a manera de cerritos que bordeaban un camino que era surcado por un río de alcohol isopropilico que regaba generosamente y le prendía fuego.

Esto con el fin de jugar con mis carritos en situaciones posibles de la vida adulta, lo que indica que yo era un niño adelantado a mí época.

Tanta es mi madurez que debo reconocer que ello asemejaba a instintos piromaníacos que debían tener un fin o podían salirse d mi control y convertirme en todo lo horrendo que no soy, al menos no mental, social y espiritualmente.

Allí, el destino intercedió para que mantuviese una niñez sana y una adultez estupenda y llena de carencias afectivas, económicas y de sushi y chicharrón como la que tengo ahora, todo ello logrado con una brisa como aquella que soplan en La Rosa de Guadalupe.

Esa brisa hizo que el fuego creará ignición en una toalla y un interior de mi papá que se encontraban colgando en la ventana y que –a mi parecer- son un riesgo para la humanidad, porque son altamente flamables, en poco segundos se hizo cenizas. 

El aroma a quemado, mis ruidosos intentos de extinguirlo y el saber que cuando un niño tiene mucho rato callado y no está durmiendo, es sinónimo de que está inventando algo que terminará mal, hizo que mis padres se apersonaran al cuarto, justo cuando pretendía esconder las evidencias bajo el colchón, algo que no iba a servir, pero que surgía de ese bloqueo de autor que tenemos cuando sabemos que nos van a sonar.

Y sí, me sonaron con todo lo que encontraron, siempre respetando partes vitales, ojos, yugular y demás lugares que pueden crear gente tullida, tal cual es una buena zurra correctiva dada por los padres que quieren una niñez sana para sus hijos.

Eso me enseñó a divertirme con cosas menos fogosas y costosas, lo que quedó para mi adultez, cuidándome de los gastos excesivos y de las mujeres muy fogosas, que también te salen costosas.

Así, con hechos y no regaños o castigos pueriles, débiles y que pueden crear hijos que entremezclen a Bart Simpson, Eric Cartman, Chucky con cualquier comisario policial o capitán militar, venezolano terminando siendo un Frankenstein asesino y retozón, es como se cría a una niñez sana.

¿O acaso creen que una persona que esté floja de las agarraderas de la coherencia, puede crear un artículo anecdótico y verídico así?

Argenis Serrano - @Humoristech

Posdata: No hablé de La Rosa de Guadalupe, sólo di una idea para un hermoso episodio para esa serie, para que al fin transmita algo que valga la pena. 

La Cajera Perfecta

cajera perfecta

Cuando surge la conjunción de alineamiento de planetas, los ríos intimidan a los mares y les hacen retroceder y cuando los influencers jóvenes no dicen una estupidez, surge una cajera perfecta.

Este fenómeno no se da a diario, mucho menos el que nosotros los simples humanos, podamos encontrar en nuestras vidas esta divinidad más de una vez por cada tiempo de existencia.

Cuando se tiene esa fortuna, difícilmente se podría perdonar el que no insistas en encontrarle una y otra vez, ya que esa cajera perfecta puede depurar el tremendo daño que millares de cajeras imperfectas existentes, nos han hecho en el transitar de nuestras compras, como por ejemplo:

-        Cerrar la caja justo cuando nos toca.

-        Pasar un artículo dos veces, cobrarlo y no darnos cuenta hasta estar en casa, cuando botamos la factura y ya la queja es inválida.

-        Esa cajera que defiende a ultranza a su jefe, atacándonos, como si nosotros somos caza recompensas que vamos tras un ladrón solicitado.

-        Esa cajera que paga con nosotros la falta de amor, afecto y apretujamiento que no le dan en su casa, precisamente porque en su casa se comporta como en su trabajo.

-        Aquella cajera que cree que todos los hombres quieren con ella, por lo que entra en modo defensivo cuando nadie le está atacando, sólo queremos que nos cobre el azúcar que ella misma acaba de romperle la bolsa al apretujarla llena de rencor mientras la pasaba por el lector.

Este sufrimiento no sucede con la cajera perfecta, esa deidad que nos trata con amabilidad, no se enfurece si salimos corriendo a buscar un artículo más al ver que nos alcanzó o sí sacamos los dos kilos de carne que pedimos extras a sabiendas que no la podíamos pagar.

Pareciera que esa mujer nació no para cajera, sino para coaching de vida, sólo que lo aplica en un modelo de trabajo realmente rentable, social y responsable frente a una caja registradora, un punto de venta, un lector de código QR, una impresora y el banquito que ya amoldó a sus posaderas.

Esa cajera perfecta nos estimula a volver al mismo lugar a comprar, incluso cuando sus precios sean un poco mayores. Pero el espectáculo natural de verle sacar una fila de diez personas más rápido, eficaz y cordial que sus compañeras, bien que vale el adicional de gasto.

Que te trate con un saludo amable al verte y despedirte, puede volarte los sentidos y hacerte tener una retrospectiva de “¿De cuándo acá las cajeras saludan?”; incluso sí estás lleno de amargura o has perdido la fe en la humanidad, la cajera perfecta te regresa al buen camino y te recuerda que sí hay esperanza.

Cuando la cajera perfecta se va a otro establecimiento, la búsqueda frenética es ineludible, con la esperanza de que esté en el mismo rubro, porque si pasa de la caja de un supermercado a la caja de una ferretería, si bien administrativamente es igual para ella, yo no me veo comprando martillos, destornilladores y clavos a cada rato. Necesito hierro en mi dieta, pero no así.

Si la cajera perfecta se retira, definitivamente que se apaga una estrella, de seca un río, se parte un columpio con una abuela cargando a su nieta. En fin, ocurren cosas que te vuelven a trabar la vida.

Porque el ciclo natural de una cajera perfecta es idéntico al nuestro, así que solamente le podemos conseguir una vez en la vida –que es una gran fortuna- y sí estás bien bendito por todas las fuerzas celestiales, dos veces, lo que te hace un ser de luz por rebote.

Jamás dejes de procurar que te atienda; incluso con sus compañeras sentirás la diferencia y lo que compres no te sabrá igual, incluso el papel higiénico será más rasposo si ella no te lo cobra. Cuídale como el recurso natural no renovable que es.

Si acaso un empleador le despide, es porque se dejó convencer de la envidia de las otras cajeras. Tu deber de cliente bendito es procurarle otro empleo y velar porque esté bien, incluyendo a su familia, su perro y la señora de la bodega de la esquina donde ella va a comprar, sitio donde le tienen un altar y se sienten indignos de siquiera escuchar cuando ella le pega con la llave a la reja para pedir algo.

Esa gente, yo, millares de personas y ahora tú, saben que esa cajera perfecta, la que te cobra rápido, bien, amablemente, con tolerancia e incluso escucha cualquier superfluosidad que tú le digas y sonríe con sinceridad, esa persona es única como el coltán, el zafiro y la miel de abejas que no está rendida con caña de azúcar.

Argenis Serrano - @Humoristech 

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