Tajadas: Patrimonio de la Humanidad

 


Tajadas de Plátano: Patrimonio de la Humanidad

No sé cómo llamen a las tajadas en su país, pero sé que si son de plátano maduro (amarillo), pintón o hasta “pasado”, esas tajadas de plátano, patrimonio de la humanidad, sólo pueden ser llamadas “LA GLORIA”.

Difícil escribir un homenaje a las tajadas cuando ellas han hecho tanto por nosotros, homenajeando nuestros paladares. Pero sí podemos hacer énfasis en su consumo, especialmente para aquellas pobres almas que no las han probado o de plano no las usan de común. Pobres, están perdiéndose lo mejor de la vida y luego dicen que se alimentan bien. En fin, la hipocresía.

Tajadas como las grandes ausentes

No sé si ustedes al ver canales como el Gourmet o Foodnetwork no les viene a la mente ese críptico pensamiento de: “tantos sabores exóticos, cocciones, combinaciones, visitas a restaurantes, descubriendo nuevos sabores ¿y siempre se comen eso sin tajadas?, ¿a qué les puede saber de bueno?, ¡este canal me está mintiendo descaradamente!

Por igual cuando vemos fotos de cualquier platillo en Instagram, sea voluminoso o súper preparado para la toma de la imagen, ¿acaso no se dan cuenta que ese plato adolece del contrastante y revitalizador sabor de las tajadas?, ¿es que acaso las tajadas pertenecen a un consorcio o marca registrada por la cual no pueden mostrarlas en una imagen que quedará para la posteridad?

Por igual queda esa sensación de que al mundo le falta el amor de las tajadas al ver que en sus platos tradicionales éstas no aparecen. ¿Cómo se mantiene un país unido y/o coherente en la adversidad si las tajadas no acompañan sus almuerzos, cenas y para los más afortunados, sus desayunos?

¡Esto es con ustedes, Francia!, comiendo caracoles sin tajadas lo que hacen es llenarse de baba, pero jamás de sabor. Y en Wuhan, si dejan de comer lo que no es y le entran a las tajadas, verán que volverán a ser ciudadanos del mundo y no considerados los pestilentes como les hizo poner su gobierno de China.

También los árabes, con tanto calor y sin comer tajadas sus vidas se están desmejorando. Ellas les da el dulzor para rehidratarse cuando calienta el sol y les hace el tracto digestivo más resbaladizo para que les pase cuán tobogán de piscina ese montón de frutos secos y camellos en salsa de cactus que ustedes comen.

Y para nada me olvido de los norteamericanos. Pura comida enlatada, hamburguesas y pizzas sin tajadas, perdiéndose el potasio que cada tabla nutricional sugiere además de azúcares buenos. La Cangre Burguer se vendería mejor sí le colocasen tajadas.

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Tajadas como forma de vida

“Una comida sin tajadas es  una comida incompleta”, de seguro dijo Simón Bolívar realmente, pero algún historiador sin papilas gustativas lo cambió y dañó el más grande mensaje de unión entre venezolanos.

Cuando yo como tajadas me siento como Anton Ego al probar el Ratatouille, porque todo lo malo del mundo se hace papel quemado y vuelven las ideas. Las mismas fortalecen a cualquier platillo.

Hay quienes dicen que el pasticho venezolano no se acompaña con pan y tienen razón, se acompañan con tajadas. Y quien diga no, le invito a vernos el jueves santo a mediodía en la canal del Río Güey a darnos unas manos a ver quién cae primero a las aguas putrefactas.

Porque las tajadas pueden ser aperitivo, acompañante y plato principal. Pueden suplir proteínas y carbohidratos.

Las tajadas con queso son una mera formalidad para el contraste entre lo dulce y salado. El queso se rinde ante las tajadas y su sabor y lo sabemos. Es más, se derrite por ellas.



Unas variantes

Para algunos que no soportan el dulce y gustan de meterle presión a sus muelas y además son de por sí muy insípidos, el tostón que proviene de los plátanos verdes es su predilección. Se les respeta y a veces se les puede acompañar, pero sepan ustedes que a esa comida la hace falta la madurez de unas tajadas.

También se hacen los yoyos, que son plátanos sancochados o tajadas envueltas con queso y/o jamón rebosadas en harina. Esa es una forma inteligente de maximizar su sabor y además cobrar más. Si las mujeres quieren ganarse al hombre por el estómago, he allí la receta de la felicidad.

Existen en Venezuela un par de polémicas estúpidas y sin sentido entre la gente simple y sin buen gusto que vive con el error de no ponerle azúcar a las caraotas y entre quienes sí sabemos vivir bien la vida y somos felices porque sí se las colocamos. Esa misma gente le coloca tajadas a las caraotas, lo que indica que le colocan dulzor, así que su crítica se cae por la inconsistencia de su premisa sin sentido, ¡simplones!

La otra polémica es la de ponerle mayonesa a las hallacas, lo que no le resta nada de sabor porque es mayonesa sobre masa. Sólo que como no tienen un razonamiento amplio, se cierran a ello. En lo que no se fijan es que a esas hallacas les hacen falta tajadas para ser realmente multisápidas. Sí no se las colocan ¡he allí una verdadera razón para polemizar y criticar a esas almas perdidas!

Y ustedes me dirán, ¿pero, plátano con o en las hallacas?, ¡pues claro, eso les da más sabor!, ¿o en qué hojas están envueltas ellas?

El plátano al horno es una manera de salvar a quienes están a dietas, igual que el plátano sancochado o el que se coloca a fuego lento con un tantito de agua en una sartén para que se dore. No son tajadas, pero cumplen el principio básico de rescatar y ser las paladines de la comida.

Por igual para el dulce de plátano pasado, ese que los vendedores tienen que rematar porque los muy miserables no quisieron bajarles el precio cuando aún estaban para tajadas. ¡Bien hecho que les dio pérdidas!

La torta de plátano o una empanada rellena con plátano, causan delirio. Hay muchas otras recetas con plátanos pero este blog no es de recetas.

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Gracias tajadas

Cada generación de venezolanos en y fuera del país lleva a las tajadas en el corazón. El plátano, no sé, en eso no me meto ni me meto.

Ese sabor ha salvado paladares en el mundo y hay quienes ya lo reconocen, vean ustedes que el sushi, no sólo el hecho en Venezuela sino también el que se hace en otros países se hace con tajadas y se le llama plátano roll. Es la forma de rescatar y captar adeptos a este platillo que también mucha gente con gusto de sólo comer pan con queso llanero sentados a mediodía en una acera con una Glup Cola comprada entre varios y tomando todos a pico directo porque no tienen para el vasito plástico, no pueden disfrutar.

Ver en los mercados tradicionales en sus ferias de comida que son más bien ranchos de comida, aquellos tazones llenos de tajadas que hacen que hasta el más paupérrimo local tome nueva vida y capte clientes, es contemplar el nirvana o probar la verdadera ambrosía.

Vayan también palabras de repudio a aquellos que dan una sola tajada o dos cortadas como con rebanadora charcutera o por esas tías miserables que rebanan la torta de cumpleaños de forma que quede un pedazo para el desayuno de los siguientes 5 días. Esa gente ha perdido el cielo por negarle el sabor, dulzor y verdadera alimentación al país: LAS TAJADAS, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Y si me invitan a comer, sea lo que sea ha de llevar tajadas; eso sí, no las enchumben tanto en aceite, quiero comer tajadas, no lubricarme lo que no me rechina.

Argenis Serrano - @Humoristech

P.D: Dato de interés; en www.pixabay.com uno escribe Tajadas y aparecen imágenes de Taj Majal. Algo esTAJ MAjaL con ese algoritmo y peor aún al no haber fotos de Tajadas. Pinterest sí está con el buen gusto al menos.

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