He leído a muchas personas decir que no se
debe vivir en el pasado y en algo tienen razón, ya que es físicamente imposible
y que usar pantalones acampanados y zapatos de plataforma es que van a trabajar
en una esquina o se zafaron de las agarraderas de la coherencia. Pero sí
pensamos en gente como Enrique y Ana, bien vale el flashback.
Enrique y Ana
Lo que ahora discutirían como una atrocidad
que un hombre ande de pareja de una niña y quién sabe qué cosas más le dirían
cuán comadronas y hombres vagos que acusan a Pepe Le Pew de atrocidades que él no cometió porque siempre lo que
hizo fue con amor, nunca bajo dominio y a su especie. Que la gata salada le cayera
la raya de pintura siempre es otra cosa, pero varias veces ella también le echó
su agarrón y… ¡perdonen, me alteré!
Bueno, ese dúo español la verdad que hizo
lo suyo. Con los arreglos de un señor de apellido Iglesias, se comieron a
Iberoamérica completa, siendo Venezuela la plataforma sudamericana cuando se
podía. Fue el primer disco de la serie “Colibrí”
de Sonográfica, filial de Radio Caracas Televisión que era exclusiva
para el sector infantil y juvenil. Como dato adicional, el segundo disco de esa
serie fue el Quiero Ser del Grupo Menudo
y dispensen que dé aportes tan importantes en un post de buen humor.
Todos Preparados
La canción más larga del disco al ser un
collage de popurrís de extractos de partes de fragmentos de frases y de versos
de canciones populares en España que también tenían pegada en Latinoamérica. De
la Abeja Maya a Mazinger Z, “el patio de mi casa”, Heidi (canción que creó
confusión ya que muchos creyeron que el abuelo de Heidi se llamaba Dimetú), el
señor Don Gato (no Top Cat), Mambrú se fue a la guerra y varias más, que uno
cantaba ante el coro gritado por Enrique diciendo, “todos preparados porque
vamos a cantar y muchas mentiras vamos todos a inventar; los que sean altos que
se pongan hacia atrás y los más pequeños, pronto crecerán”. Para algunas, lo
último fue una mentira, jamás crecieron, se pasmaron.
Alibombo
Definitivamente la canción más
trascendental de Enrique y Ana, cantada por Ana. Sépase que me hizo estudiar
sobre Katanga y resulta que también proviene del Congo, lo que indica que el
autor o estuvo en una encrucijada al escribirla, no tenía un Atlas Geográfico o
la tenía agarrada con ese país y el Tíbet.
Pero nunca supimos qué tenía forma de Alibombo
y menos mal, los de esa generación todavía le encasquetamos ese apodo a quienes
tienen un físico que parece cualquier cosa menos un físico. De esos cuerpos que
imitan a Danny De Vito cuando interpretó al Pingüino, siendo rellenado con goma
espuma, harapos, y maquillado.
Alibombo es la metáfora perfecta a las
redes sociales actuales. La gente se va de jeta opinando, juzgando y
sentenciando lo que apenas ve sin ahondar ni saber de las contrapartes y al
final resulta que la cosa no es más que
el anuncio de Alibombo.
Madre y la Gallina Coco Uá Uá
Este par de temas habla de distintas formas
de la tristeza de no tener a su mamá o al tenerla, sacarle el cutis.
“Yo no sé, si existía el cielo, aquel día
en que te perdí, yo no sé si existió un consuelo, desde el día en que te perdí”
(así más o menos o más de triste. Con el coro, “madre, madre, hoy te quiero
hablar, madre, madre, hoy te quiero besar”. “El sol que ilumina al cielo, trae
un consuelo a mi soledad; desde tan lejos me mandas besos, me das consejos,
pero tú no estás”.
Y la gallinita huérfana también repetía en
su canción el dolor por su madre perdida. Así que si usted la tiene, abrácela
ya, escríbale, llámela y si no está, récele. Pero no espere a última hora para
dedicarle estas canciones que nos pusieron a los niños más disciplinados con
nuestras madres y el corazón chiquito para ser grande, gracias Enrique y Ana.
Baila con el Hulla – Hoop
1982, Caracas, Teatro Las Palmas. Yo estaba
ansioso por ver a Enrique y Ana y cierran con esta canción el show,
regalándonos a todos los presentes nuestro aro que obviamente no podíamos girar
en la sala con comodidad y sin darles un trancazo a varios con el giro.
2 estrofas y 1 coro son suficientes para mercadear
un producto que quedó para quienes quieren volver a tener cintura y el aro les
queda como correa apretada.
Esta canción inspiró a otras para que los
niños se movieran, incluso los que más adelante fundaríamos FUNDAFLOJERA. Sólo Enrique
y Ana lo podrían lograr.
Viejo y Sesentón
No lo tengo claro pero ésta era de las
pocas donde Enrique y Ana cantaban en dúo. Y fue la que inspiró el 40 y 20 de José José más adelante.
Aclaro: No fue así, en esos tiempos no
había problemas con el patriarcado, de hecho ni se le decía, al menos no así en
Venezuela. Y menos con Enrique que gusta de los hombres de toda su vida, así
que, ¿con qué iban a refutar, psicóticas/os?
En un Bosque de la China
Acá esta canción sí que tendría problemas a estas alturas del siglo XXI porque no es más que acoso en un bosque a una chinita que decía que no. Tanto Ana como Cepillín que la cantaban, tendrían problemas con los grupos anti - todo. Pero deben entender que al cabo fuimos, de una opinión. Así que sarna con gusto, no pica.
Las otras
Don Nicanor, Popeye (la musicalización y
letra del tema original “Popeye The Sailor Man”), Garabatos, La Yenka (no sé
cómo este tema no pegó tanto en ese tiempo, ahorita sí protestan los mancos y
los disléxicos la temática de la canción) y Charleston (Mamá Cómprame unas
Botas), un tema con el que pegaron con los abuelos aumentando su target de
audiencia y haciendo que fueran con gusto a llevar a sus nietos a los
conciertos...
Sépase que este disco contiene más temas en la versión española (algunos de la autoría del gran José Luis Perales) que no tenían cabida acá, siendo eliminados; y que se entremezclaron dos títulos: Las Canciones de los Peques con Enrique y Ana y Las Canciones de los Pequeños con Enrique y Ana.
Luego hicieron otro llamado Las Canciones de los Peques para subsanar.
Además dentro del disco estaban las canciones redactadas
(sí, no había Internet ni necesidad de comprar la Revista Venezuela Farándula
para obtener la letra), donde decía que el disco se llamaba Canta con Enrique y Ana. Al final, uno
siempre decía Enrique y Ana y se
entendía, no como ahora que a éstos niños hay que decirle que el juguete no
vuela, que son efectos o sí no se trauma y hay que mandarlo para el apoyo psicoterapéutico y abrir una
investigación en Fiscalía y en protección al menor.
Grabaron otro disco donde destacaban “Amigo
Félix”, “Disco Chino” y “Coconut”, tuvieron su película llamada “Las Aventuras
de Enrique y Ana”, donde mostraban la discriminación a las ideas innovadoras,
un robot de una sola escena y un festival que ganaron y fue transmitido por TV
desde un gimnasio de una escuela, porque hasta allí llegaba el presupuesto. Hubo más discos pero ya no nos llegaron.
Luego, se separaron. Ana se desapareció del
radar salvo para decir que es enfermera, algo similar hizo Tiffany Brissette “La
Pequeña Maravilla” años después. Esto lo hacen cuando el público es ingrato o
cuando ya se saturaron de fama tan rápido y la vida les pide otras cosas.
¡Grande Ana!
Enrique vino a Venezuela a ayudar a Sono – Rodven filial de Venevisión a fastidiar a su
competencia, no lográndolo pero sí pegando un par de temas simpáticos, el “Súper
Hit” que sólo él bailaba y decía que todos lo hacíamos ¿?, junto a “Camarero”, un
tema que le catapultó la carrera a Koke Corona antes de hacer al Loco Hugo en
Bienvenidos.
¿Qué le agradecemos a Enrique y Ana?
Las ganas de hacer buena música. De hacer
del modernismo (la música disco, pop y baladas) de la época un arma de buen
gusto para bailar, hacer un buen regalo, disfrutar en familia. Algo que nuestro
Popy también supo hacer, que se estimuló con los otros españoles Parchís y con los mexicanos del Timbiriche.
Mostraron baile, simpatía, clase, respeto,
energía, decencia. Cosas que sí se le dan a cierto niños de hoy podría terminar
dándoles meningitis de la impresión. Pero igual hay que correr el riego y
darles esos valores a ver sí les sacamos a ese bad bunny de la mente antes que
Venezuela y América Latina sean la nueva Sodoma y Gomorra.
Quizá para ese rescate de la infancia y la
juventud, llegue el momento en que nos pongamos las pilas y triunfemos; sólo espero
que para ese instante estemos Todos Preparados.
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