Parece que el cine en Latinoamérica se fue al caño luego que se acabó la época de oro del cine mexicano. Tal vez su poder era estar en blanco y negro y el color y las temáticas sociales y las pocas canciones, le quitaron ese picante que llamaba la atención.
Cuando
buscamos en Google la palabra mexicano, lo primero que aparece es de todo sobre
el porno mexicano. Bueno, no sé si
es que el algoritmo de mi PC se deja intoxicar por otras búsquedas, pero hagan
ustedes la prueba.
Ya muy
luego es que comienzan a aparecer algunas publicaciones sobre el cine mexicano
y se comienzan a notar decaimientos en las temáticas originales y en los
diálogos que le quitaron el brillo.
De hecho,
las películas de luchadores como El
Santo, Blue Demon poseían más picante de buen gusto para los cinéfilos que
las producciones actuales como por ejemplo mirreyes
vs godinez o las películas de Omar Chaparro que con su voz de globo
desinflándose van taladrando los sentidos hasta quitarle a uno las ganas de ver
películas.
Mucho picante
Si no
fuera por el canal de Película uno
no viera unas cuantas películas buenas, incluyendo las enormes repeticiones de
las de Pedro Infante, Cantinflas y Tin
Tan.
En los
canales públicos de varios países como el nuestro, cuando intentan rescatar el
rating se roban una de esas películas y arrancan un poco la atención; eso le
hace un bien a la población por partida doble, ya que además de entretener, les
hace notar que el robo es parte de las televisoras privadas y públicas
nacionales y que no deben confiar en ellas.
Y mientras tanto, en los demás países
El picante
en las demás producciones fílmicas hispanoamericanas es bastante débil. Popular
es el chiste de que la gente cuando está en riesgo de morir ve pasar toda su
vida ante sus ojos en unos pocos segundos, lo que lo hace más triste, porque
además de estar por morir, tener que ver cine
venezolano.
Sí, mi
país tiene las peores películas del mundo mundial, salvo Soy un Delincuente y Homicidio Culposo, porque para remate, lo
mejor que se pueden mostrar son las desgracias de los demás para atraer
público.
Si se
ponen a revisar la filmografía de sus países en los últimos 40 años, se
agradece más que hayan películas como Avengers, Batman, Jurassic Park, Star
Wars y Cars, por nombrar algunas.
Y los más
exigentes, esos que sienten que el picante de la vida son las películas que
hacen sufrir, pensar, asustarse, también agradecen que los estadounidenses se
enfoquen en producir cosas así cada año.
El punto
es que no sabemos cuándo le daremos gracias al cine nacional por películas que
entretengan y tengan diálogos que hasta en la sencillez uno disfrute y se
sorprenda, como ocurría en la época de
oro del cine mexicano.
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