Con pasaporte y pasaje en
mano, no hay burro con reumatismo. Bueno, así le agarré al refrán popular
venezolano y lo modernicé, porque soy así, moderno y a su vez tradicional. Por ello
para irme de vacaciones o de gira cultural, me decidí por la ciudad de Mahón en
la bella Menorca que está en las Islas Baleares (bueno, en España para los que
se confunden con la geografía aún, vean lo didáctico que soy).
Es una ciudad relajada,
donde las personas no andan con apuros y socializan más. Y socializar con
chicas es lo que más quiero. Eso y señoras MILF, no vayan a creer que soy
discriminador.
Pero ¿saben lo que más me
gusta?, es que allá hay fama de tener playas interminables y que para admirarla
de día y de noche, sólo debes abrir la ventana o la puerta, porque las casas en menorca están cerca del mar, dándote frescura, salud, buen
sonido, mejor vista y muchas turistas y locales en traje de baño, tal cual como
me recomendó el doctor para mi salud. Es que yo me veo con un doctor más pícaro
que yo.
Menorca es famosa porque
entremezcla el ser productiva con ser un lugar que lleva la vida con calma. Técnicamente,
Menorca soy yo y por eso debo visitarla. Nada más alquilo una casa y así me
siento a mis anchas, no como en los hoteles que te sientes atrapado. En un
lugar paradisíaco una casa que se alquile para hacerla como la tuya propia, es
gozar mucho más, uno viajó para vivir a plenitud y por eso uno debe andar
libre. No desnudo, hasta allí no llega esa gente de bien, pero sí en bikini o
traje de baño europeo, para que vean lo que tengo y se les haga agua la boca.
Un ambiente limpio y puro,
como sí la vida moderna no estuviera, pero sí está y la misma no afecta ni la
salud ni el estilo. Eso es armonía, eso soy yo. ¡Viva Menorca, Viva Venezuela,
Viva Yo!
La gastronomía es pura,
abundante, a buen precio y en tantos lugares que sí uno viaja allá y no se
queda con suficiente tiempo, queda picado y termina volviendo unas cuantas
veces porque esa comida se debe probar y volver a probar cientos de veces.
La vida nocturna es
sencillamente de buen gusto, con discotecas famosas, hasta hay una excavada en
un acantilado donde puedes admirar el atardecer, la noche y el amanecer. Imagina
que ligues y le llevas a casa propia y luego comen juntos (sí, muy luego),
preparado en la propia cocina de la casa que alquilaste.
Todo queda cerquita y a su
vez es una gran isla. Por eso se puede disfrutar más desde la casa donde te
alojaste y saliendo a los 4 puntos cardinales. Retornas en las rotondas que
bastantes hay y vuelves a tu punto de partida.
La estética de la ciudad no
es simplista, es belleza armónica. Donde corre la brisa y la sombra también se
hace presente para hacer comunión con el sol. Puedes salir a caminar sin aceras
dañadas o viajar en bicicleta y sentir al turismo que haces como la
cotidianidad del residente. O tomas el bus que pasa de seguro cerca de la casa
que decidiste alquilar. Más papaya y sabroso que lo se te ocurra papaya y sabroso.
Allá no hay malandros, la
gente deja la puerta abierta, se usan los celulares con tranquilidad en la
calle, los policías son amigables; las vacas en sus pastizales junto a las
ovejas hacen más pintoresco todo trayecto, digno de muchas selfies que sean
envidia de tus amistades. Esas personas que al verte sabrán que Menorca es tan
sabrosa como tú o como yo que nos queremos y sabemos que nos merecemos lo
mejor.
Así que pasaporte, pasajes,
dinero, casa alquilada, comida para hacer…bueno, mejor salgo a comer, paseos,
discos, cultura, tradición, playa, bikinis, chicas y tranquilidad + básico +
IVA es lo bueno que uno se gana cuando elige el destino que sí vale la pena. Por
eso elegí a Menorca, ¿y tú?, ¿qué decides?
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