Con el riesgo de ser expulsado del Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela por decir la verdad y terminar siendo premiado por la contraparte por atacar a los buenos, he acá los 23 tipos y características de los periodistas venezolanos, parte del cúmulo de periodistas que he conocido, de los cuales muchísimos si son colegas, otros, palangristas y otros, que se bañen con picante y se coman a sí mismos.
Si me quitan el carnet de periodista, seguiré debiendo las cuotas, advertido.
Con retraso: No se interprete con aquello de lo mental, no es ofensa, es la verdad.
Es aquel periodista venezolano que llega tarde a toda
pauta porque se quedó procrastinando en la anterior, por lo que llega
pidiéndole la nota a los demás, copia a como entiende y la nota resulta más una
cercanía a una adivinanza con me contaron y ojalá haya sido así o me botan, que
algo bueno.
El bonachón: Ese periodista buena nota que no teme compartir sus conocimientos, ayudar con contactos y hasta con fuentes.
Al final lo meten en
el saco de los echones y le sacan la madre indebidamente una y otra vez, con la
esperanza de agriarlo y quitarle lo bueno, para luego decir que “¿vieron?, tan
de bueno que se la echaba”.
Es humilde y por eso, muchos quieren derribarle, pero jamás ser eficientes como él o ella.
El engreído: Ese que llega en traje a toda pauta, que funge de ancla o le hacen entrevistas en su casa junto a su perro que de seguro ni abraza.
Ese que se dice rebelde y que sus redes son su fuente de expresión
personal (cosa que es verdad y se respeta), pero que usa para decir cada
barbaridad que muchos se terminan alegrando cuando le parten la jeta o lo
despiden y debe dejar de usar traje, para frustrar a sus admiradoras al ver que
con jeans, es de nalgas planas.
El FreeLancer: Esta especie es múltiple: del que trabaja por su cuenta y del que tiene empleo en medios o en otra carrera o campo, porque si no es FreeLancer, no come.
Muchos no gustan de pagar sus deberes pero
sí que les respeten sus derechos, en especial al que le paguen bastante. Y siempre
corre el riesgo de que se le vaya la mano, el pie y la jeta y queden igual
guindando, sin dinero y sin seguro.
El
jalabolas: Si bien la tasa mayoritaria está pro – régimen de
gobierno, hay algunos en oposición y otros en defensa de la empresa privada, cámaras
de comercio y medios del sector privado mediano.
Se dedican a decir alabanzas
que rayan en lo enfermo en relación de 10 veces cada 10 minutos, cuando no
están inspirados.
Se burlan, se mofan, se salen de los parámetros de la conducción de un noticiario, de una columna, de un programa de entrevistas o un documental para jalar bolas.
Y siempre lo que consiguen (material) es menor que la jalada de bolas.
Son los primeros pateados
de los medios y luego no saben cómo recoger tanta jalada anterior para poder
jalar un nuevo empleo, así que terminan jalándole a un santo a ver si no se los
come el tigre.
El matatigres: Al igual que el FreeLancer, éste hace de todo. Si es en los medios, igual hace radio que TV, produce un programa, maneja la cámara o compra el café.
Si hace alguna pauta y ve que el que barre gana más
que él, busca horas libres para barrer también. No le para al título, sino al
instinto de sobrevivencia. Eso sí, es fiel al lado que decide para trabajar,
porque cruzar fronteras, le quita tigres a futuro.
El multitasking: A diferencia del matatigres y el FreeLancer, éste se inventa más títulos que la Reina Isabel de Inglaterra.
Aparte de Licenciado en Comunicación Social, como dice su título, es Redactor SEO, Community Manager, Ceo, RR.HH. Especialista en Marketing Digital, Blogger con experiencia en HTML y WordPress, especialista en comunicación vía RR.SS, telemática y la Ouija.
Es Undertaker, Chef, YouTuber, Influencer y un montón de
cosas más con cursos que si ha hecho, no ha hecho, derivan o le parecen sinónimos.
Cuando mete el currículo
en alguna parte desea ganar por todo lo que ha estudiado y poco lo contratan. Más
bien el de Recursos Humanos revisa su título a ver si tiene dos o tres páginas,
un apéndice o dice TO BE CONTINUED.
El
pirata: Está entre el que no estudió Comunicación Social pero
lo ejerce porque algún payaso dijo que el que comunica es comunicador y por
ende periodista, como s estuviésemos en los años antes de que las universidades
nacionales consolidaran la carrera y la ejercía todo aquel que sabía leer,
escribir, ver y describir.
Es ese que ejerce la
locución y hace de pirata comunicacional pero arma la guerra cuando un
periodista graduado hace locución pirata. En fin, la hipocresía.
El superfluo: Le gusta lanzar mensajes banales al aire para ganar seguidores a costa de su moral y luces.
De usual se dedica a la farándula o
modas pero habla mal de los que se dedican al cine o el ánime, porque le corroe
la envidia o no tiene personalidad, una de dos.
El
vendido: Es ese que dice con alto grado de convencimiento
fingido las noticias diseñadas para la manipulación ideológica. Se entrega por
completo a una causa que no importa que dañe al grosso poblacional mientras no
le arruine el bolsillo, el copete o los senos postizos.
Cae más pesado que un
árbol encima de un carro pero jura que está protegido porque vendió su alma.
Así decía Judas.
La confianzuda: No importa el rango, la edad, el contexto de quien hable o con quien hable, le trata de tú de entrada hasta la salida; se entromete en sus asuntos y cree que a punta del “tú, ésta, chica, mano, chamo”, se forma un país educado.
Pero si la tratan de tú, se las da de gran señora. Bueno,
de señora no, porque así esté casada y/o tenga hijos, es señorita o licenciada
o su excelencia hasta su senectud que jamás debe ser nombrada.
La
modelo: La que estudió Comunicación Social porque en el
concurso de belleza en el que se inscribió para ser alguien en la vida se lo
exigieron y termina dando el reporte del tiempo, farándula o, si por fin
despierta del sueño, ya por fin da algo importante como salud o sexología y se
deslinda de la fantasía del cuerpo para entrar a la realidad de la mente.
Algunas logran despertar,
otras no. Se pueden reconocer porque las modelos son las de las faldas más
cortas para dar noticias, las que bailan y las que se caen ante las cámaras
cuando el director de piso las hace moverse para diversión y morbo del sector
pajizo de la población.
La
piñata: Es el periodista guerrero que sale con micrófono,
celular, libreta, cámara y por querer información fidedigna para así darla,
termina golpeado por cometer el delito de decir la verdad.
Y vuelve, y vuelve hasta
que su mamá se traga el Cristo al que le pedía por su protección y le pide por
favor que se deje de eso y termina yéndose del país para poder informar sobre
lo que nos ocurre.
Loable, dificultoso de
verificar por sí mismo y a su vez, se hereda, porque siempre llega otro
idealista piñata.
El
dirigente: Es ese que aparece en una mesa a dar declaraciones o a
la puerta de un juzgado, hospital o morgue a dar declaraciones pero que no hace
nada por rescatar al Colegio Nacional de Periodistas que se lo está llevando
mandinga, por lo cual muchos periodistas o no están colegiados o deben hasta el
Smartphone en cuotas al colegio.
El
copy & paste: Se pega a cualquier tendencia en redes
sociales, retuitea, monta en sus páginas, hace audio para fingir que sabe dónde
está parado, amparándose en el título hasta que lo descubren y le amenazan que
va a amanecer con el mosquero en la boca si no cambia.
El
“se los dije”: Lanza dos versiones sea en tuits, mensajes
o artículos y si sucede algo así, dice “se los dije, complaciendo siempre a mis
lectores”. Dice no estar parcializado sino con la verdad, pero echa la sal
siempre en ambos lados sin nombrarlos directamente para luego desentenderse.
El unidireccional: Por ser verificado en redes, famoso y acertado analista, ganador de premios, etc., se le olvida la humildad, la humanidad y la camaradería, por lo cual no ayuda a los necesitados ni siquiera de un piche retuit.
Claro, eso hasta que le ocurre algo malo a él, ella o a los
suyos, allí si sale a pedir la solidaridad de sus seguidores y se ofende si no
lo ayudan.
Luego que sale del trance,
vuelve a lo mismo de “si te he visto, no me acuerdo”.
El olvidadizo: Es ese o esa que olvida que tiene una licenciatura y que estudió bastante, no para perder la humildad y restregarlo en la cara de otros, sino para hablar de usted a usted con equidad y frente en alto.
Es ese que lo olvida entonces viene algún recién vestido con un cargo a
querer ningunearlo y éste, se deja ningunear.
El redactor: Ese que redacta noticias que van más en búsqueda del posicionamiento SEO para que la web de noticias propia o ajena haga dinero con las visitas o si no, no come.
Se termina transformando en un transcriptor de
noticias y siente que sus sueños periodísticos se van disolviendo en el tiempo,
en especial el día de paga.
Los sortarios: Son esos que consiguieron sendos empleos en los medios o privados y que terminan escondiéndose de sus compañeros no por maldad, sino para evitar el mal de ojo, porque empiezan a etiquetarlos de cualquier cosa menos de algo bonito, más cuando éstas personas demuestran ser de verdad profesionales y se lo ganaron a pulso y con la suerte de que había el cargo, porque cada vez hay menos de esos.
Los decepcionados: Aquellos que creyeron que harían grandes reportajes, excelsas entrevistas, tendrían programas, conducirían el sorteo de las loterías, serían una especie de Clark Kent con el dinero de Bruce Wayne y con suerte, llegan a final de semana con su sueldo.
Los acosados: Los que son la barajita de los regímenes dictatoriales, democracias falsas, maleantes y jefes acosadores.
También son víctimas de familiares y amigos que les preguntan de todo lo que les llegó por chismes de teléfono y si el periodista no sabe, le insultan con "¡¿y te dices periodista y no sabes nada?!, porque por alguna extraña razón, todos creen que en las escuelas de comunicación social uno obtienen el conocimiento absoluto.
El sometido: Es aquel que dice "vital líquido" en vez de agua; "situación irregular" en vez de saqueos; "privados de libertad" en vez de presos. Creen que con neolenguaje o por la calle del medio, esas cosas se hacen mejores.
Débiles, me dan vergüenza.
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