Hace poco estaba viendo Food Network
porque me gusta el masoquismo y presentan Man
vs. Food en su quinta temporada con un nuevo tragaldabas.
Es esta ocasión el reto era comer picante hecho en forma de una
hamburguesa de medio kilo la cual era hecha con carne con picante, se le ponía
salsas picantes y el pan era picante. Un reto intencional de que el cliente sufra y pague, por parte de los dueños de local que, adicional, le cobran por el derecho a usar el baño.
Hago notar que las hamburguesas de los
norteamericanos difieren a las de los venezolanos en que acá se inundan de 5
salsas básicas y el consumidor la va hidratando con otras salsas y hasta mal de
ojo le echan sin importar de qué son dichas mezclas, con la finalidad de tomar
menos refresco porque dizque los engorda.
Bien, retomando el reto. El hombre
llamado Casey y que es rubio, apenas a los dos mordiscos el muy aguado comenzó
a fibrilar, la lengua se le durmió, el cabello tomó tono rojo fuego, los
cachetes se incendiaban, los mocos salían, los dientes se arrugaban, las lágrimas
se hacían vapor en la radiación que era su cara.
Y el muy genio, como no podía tomar
leche o perdía el reto de comerse ese candelero en una hora, tomó cerveza. Como
apagar un motor en llamas con gasolina pues.
El asunto no dejó de darme risa porque
de vez en cuando es bueno ver a alguien sufriendo cuando cree que se la está
comiendo y no es así, porque hasta el reto perdió junto al conocimiento y una
muda de ropa interior y pantalones que le entraron en llamas por combustión
espontánea.
De allí me surgieron varias ideas de,
¿qué te arde y qué te pica cuando comes mucho picante?, las cuales son:
-
Las neuronas se queman; inclusive antes de la ingesta, prefieren
suicidarse a vivir en un cuerpo que no les hace caso y se mete ese puñal en
grande y seguido.
-
Te pica la conciencia cuando el gastroenterólogo te hace una
colonoscopia metiéndote un tubo por la boca y otra por donde no pega el sol y
se ríe de lo que te va a cobrar mientras estás allí, sedado y puesto como pollo
en brasas sin girar.
-
Como que vas a crecer es la sensación que tus pies te dan con un
ardoroso cosquilleo que no es más que una inflamación de pedales que hacen
sufrir a los callos dentro de los zapatos y no aceptan chancletas sin que
aprieten. Y cuando las piernas se hinchan, la sepultura relincha.
-
Te pian las ganas de lanzar rayos laser por los ojos y no poder, aunque
la sensación es esa.
-
Hay una picazón en las manos por tanto comer picante. Dicha picazón es
darte de cachetadas por haber acometido tal locura y más por una competencia donde
el premio que te darían en la casa, serían tres cervezas.
-
No importa tu grado de escolaridad, siempre terminarás hablando en
chino, turco, ruso, sirio. Cualquier lenguaje pro comunismo porque todo lo
verás rojo.
-
No voy a tocar el tema de la salida, porque ya ese es un final tan
trillado como que lo mató el mayordomo.
-
Puedes ver a un colibrí aletear, sentirás que puedes trepar por una
columna de humo o hacer figuras con un chorro de agua mientras una conjunción
de planetas se hacen fondo a una exposición de unicornios coloridos que lanzan
llamas por la boca. Ni hablar de las pesadillas cuando sí estés dormido, cosa
que sucederá como a los tres días de estar llevando manguerazos para sofocarte,
mientras ardes como tizón de árbol partido por un rayo.
Y todo esto ocurrirá
con cualquier comida que hayan ingerido y la hayan adosado con algo picoso. Porque
comer picante es más un reto para hacer muecas y demostrar valentía que
nutrición. Con tal ingesta el arrepentimiento y la decisión de no volverlo a
comer aparecerán con firmeza.
Hasta la próxima vez
que te inviten a comer picante con la famosa frase, “prueba este picantico, casi que ni pica”.
Argenis Serrano - @Humoristech
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