La Hamburguesa en Venezuela

La hamburguesa no es el plato criollo venezolano, pero es como si lo fuera, ya que hay más ventas de esta que areperas.

hamburguesa

 

Divaguemos sobre la hamburguesa venezolana

¿Han visto las bolsas de hamburguesas en las películas norteamericanas?, siempre dobladas en triángulo, sin manchas ni humedad, hasta parece que están trasladando algodón.

 

En cambio en cualquier bolsa de delivery (delivery que en ocasiones es más caro que la comida pedida), se nota el contenido porque es en plástico súper transparente, ese que te hace apurarte porque de seguro se te va a abrir y perderás la compra.

 

Pesa como si estuvieses comprando un kilo de harina de maíz. Algunas se sientes como sí te hubiesen vendido un balón de volleyball picado en dos.

 

El sudor del calor generado por la hamburguesa caliente se conjuga con la condensación del refresco frío, haciendo que la envoltura de la hamburguesa comience a romperse por el otro lado a donde fue picada en dos.

 

Y, las papas llegan volteadas y regadas en la bolsa.

 

Igual, la gente se las come.

 

En una venta de hamburguesas americanas, tú pagas, eliges un menú directo y casi que pidiendo, te están despachando tu pedido; hasta parece que está frío y así te lo debes comer, porque tiene juguete.

 

En cualquier puesto de hamburguesas en Venezuela, tú eliges como de cinco  cartelones de ofertas en combo que siempre van a equivaler el mismo gasto, pero como somos malos para sacar cuentas, creemos que el que pedimos, está bien, hasta que llegamos  casa y nos damos cuenta que podíamos haber elegido otra opción.

 

Empieza la forzada espera de que pase la tarjeta de débito por el punto de venta, que pase rápido y que tengamos fondos para que acepten nuestra orden; que no haya muchos pedidos adelante, que el perrocalentero (dícese de toda persona venezolana que hace perros calientes y hamburguesas y demás a la vez), que esa persona mueva la mano y que consigamos dos banquitos, uno para sentarnos y otro para poner la comida, antes de que termine la hora del almuerzo y no lleguemos al trabajo con pedazos de papa remojados en mostaza en la cara, comienza cuando decidimos pedir esta ¿comida rápida?, nacional.

 

A diferencia de los americanos, que no ven qué es lo que sucede en la cocina, porque los bachilleres encubren todo el proceso, nosotros los venezolanos vemos de dónde viene el pan de hamburguesa (de una ruma en el depósito superior del carrito de venta), cómo hacen la ensalada, el corte de las papas (corte de la orilla de la bolsa de papitas cabellos de ángel) y cómo rellenan las salsas.

 

Además de las peleas del dueño del puesto con los ayudantes, cómo alguien se quema con la parrilla de las hamburguesas, cómo se está quemando la tocineta (Bacon) y a su vez, ligando que nos toque esa tira de tocino pero sin la carne esa que se ve quemada y se encogió. 


Hasta que nos toca y bue…, uno se la come, ya pagó.

hamburguesa

 

A propósito de las salsas, allí es donde radica la magia pura de las hamburguesas venezolanas, como por igual los perros calientes.

 

Los americanos no más le ponen un chisporroteo de mayonesa y un susto de salsa de tomate y una sola hilera de mostaza. Eso, acá sería considerado un delito.

 

Además de esas tres salsas que se esparcen como si fuera el trenzado de un zapato deportivo, se les coloca salsa barbecue, salsa de ajo, guasacaca, salsa tártara, salsa de maíz, salsa de queso cheddar, salsa picante y algún invento que sea secreto de la casa.

 

Porque si la hamburguesa no llora salsa en cada mordida, no nos hará el milagro de satisfacernos.

 

Además, existe competencia por hacerlas grandes y sin esas mientras de las hamburguesas de Mc Donald’s o Burger King, que usan palillos, cemento plástico y aserrín para la hamburguesa de la foto y las demás, las que venden, parece que las sacaron de debajo de las ruedas de un carro.

 

Aquí buscan que se vean gordas, para que valgan más, por eso el mejor pan es el que se ve inflado y al picarlo queda cuadrondo (figura geométrica venezolana entre cuadrado y redondo).

 

Se le pone jamón, queso amarillo en rebanadas, queso de año, repollo con perejil, lechuga, tocino, tomate, papas fritas, la carne o milanesa de pollo, un pedazo de chuleta, chorizos, huevos, se repite la operación, se colocan más salsas y hasta se le echa mal de ojo para que quede gorda e inmanejable.

 

Para que no nos afecte visualmente, bajamos su tamaño con una palabra mágica: le decimos “hamburguesita”.

 

Además del queso interno, les hacen una linda peluca a lo Marilyn Monroe con queso amarillo, ya que los hamburgueseros son los únicos en el país que consiguen este tipo de queso barato, por lo visto.


Esa es la que se come de noche o va para la foto de Instagram, acompañada de unos tequeños que aún no sé como para que los ponen, quizás es una recomendación del colegio de gastroenterólogos para tener más clientes con el colon abombado.

 

Y se come de noche porque uno quiere retarse de que no va a tener pesadillas porque la hamburguesa estaba sabrosa. Y sí, tiene pesadillas, pero no es culpa de las hamburguesas ni de la hora. Quizá sea por el gobierno; sí, eso debe ser.

 

Aún las hamburguesas populares de $1 o $1,5, tienen lo suyo, para que no desmayes si las almuerzas, meriendas o cenas. Igual te apipas de refresco de a litro y te salvas la vida.

 

Por eso podemos decir con todo el temor a equivocarnos y de que vamos a ofender el orgullo nacional, que la hamburguesa en Venezuela llegó para desplazar a nuestros platos criollos, porque ahora hasta en las reuniones de amigos tipo country (country – buyendo), prefieren hacer hamburguesas que parrilla, hervido o arepas, ya que se gasta menos y salen más rápido, además de que llenan más y te mandan a dormir.


Es más, existen combos para prepararlos a diversos precios, ideales para quienes no sabemos cocinar o nos da flojera, pero queremos lucirnos dizque cocinamos (la foto del estado del WhatsApp con l leyenda "aquí, cocinándole a la familia, como siempre").

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Y aunque se ofrecen variantes como el perro polaco, el perro alemán, el ternerito, el pepito, las salchipapas, etc., siempre se vuelve a las hamburguesas, en especial ahora que les colocan un muslo de pollo y un pedazo de aguacate, lo que las hace más sanas y buenas para la dieta.

 

¡Qué vivan las hamburguesas en Venezuela!; salvo aquellas donde el cocinero tiene una barba hípster, usa guantes negros, las ofrecen tipo gourmet y se terminan creyendo Bob Esponja con cada una de sus creaciones.

 

Esas, definitivamente, saben mal y no satisfacen los excesos proteínicos, de carbohidratos, de grasa para el invierno (así hagas mucho calor), desbalance de sabores y productos de la fábrica PRODUCA (Productos de Dudosa Calidad), que tanto satisfacen y nutren a todos los que vivimos en este país, salvado actualmente por la vente e ingesta, de hamburguesas.

 

Argenis Serrano - @Humoristech

P.D.: Con gusto te pago el martes por una Hamburguesa que me brindes hoy.

P.D.2: El de man vs food es un niño de pecho comparado con hombres, mujeres y niños en cualquier puesto de perros o hamburguesas, pidiendo una súper especial.

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