Serie de post especiales para mí y sin sentido alguno para usted que los lee, referentes a cosas que han marcado mi vida en estos 15 años de existencia de El Blog de Humoristech sin CIA.
La Muerte
No, no haré chiste sobre
la muerte, sino que voy a contar cómo la vi de cerca.
En una Navidad no recibí
ni un regalo, abrazo ni mensaje. Bueno, lo de los abrazos es normal todo el
año, pero ni un mensaje en los chat de WhatsApp, es algo hasta extra grave, que
me hace pensar que los de esos chat están en otros chat donde no me incluyen.
Eso y sentir que había
logrado metas y no tener con quien compartir, me pusieron sobre el suelo,
lloroso, confundido y no sé por qué carrizo cada vez que alguien está muy
triste, piensa que la muerte va a calmar el dolor. La mente humana debería
razona que sin vida no hay dolor, pero jamás se sabrá que te curaste; el saber
es un alivio del dolor y una forma de gozar la vida pues. Y ya, se acabó el
momento filosófico.
Ocurrió que se me ocurrió
lanzarme a un carro un 25 de diciembre. Me paré cerca de la calle y ningún
carro venía. Hasta que en lontananza apareció un carrito rojo y dije que ese era
mi transporte a la muerte.
Al acercarse más, vi que
el carro era de la marca rusa LADA, un
modelo de carros malos, inútiles, terribles. Allí reflexioné, ¿me voy a dar
chicharrón ante un carro de tan poca clase?, ¿no es bastante triste la ida de
ese chofer con ese carro de novena como para que yo se la arruine declarando?,
¿Cómo queda mi recuerdo de haber muerto por culpa de una chatarra?; eso me hizo
salir de mi letargo.
Hoy por hoy valoro la vida
porque sé que la muerte por desesperación temporal no es buena y que todos
ameritamos ayuda, apoyo y compañía. Y porque noté que hay vidas peores que la
mía, empezando por el dueño de ese carro LADA, un carro indigno hasta para la
muerte. Y me queda mucho por hacer y a muchos malos, ver caer.
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