Temblor de mi Pulso

 


Cuento con humor sobre el temblor con el que vivo, que no es Parkinson, ni epilepsia ni miedo eterno, sólo es una condición. Una temblorina que me pone el pulso como si fuese Flash de DC Comics cuando mueve sus moléculas para traspasar objetos y que es muy divertido para toda aquella persona que me ve, salvo la persona que veo ante el espejo.


ORÍGENES DE MI TEMBLOR EN EL PULSO

Cuando era niño, noté que mi escritura era  irregular y hasta torcida. Un tanto del Método Palmer en la juventud medio la ayudó. Yo llegué a decirme que mi letra era así porque soy pobre y los pobres siempre andan temblando. No me queda claro si era un niño prejuicioso o realmente hacía alegorías adecuadas.

Un médico al que me llevaron por una infección en la infancia fue consultado por mí. E dio su opinión profesional: “ese temblor es nada”. Claro, para él que no lo tiene.


EXPLICACIONES

Ya que la ciencia médica no ha atinado a saber por qué tengo el pulso de maraquero en Alaska, quizá porque los análisis fueron hechos en un laboratorio no muy bueno porque no tenía dinero para pagármelos en uno bueno, determiné que debía vivir con ese temblor del pulso de la mano izquierda y la derecha.

Así, que cada vez que conozco a alguien y lo nota, debo hablarme mal de mí y del temblor de mi pulso, cosa que no me cuesta. Algunas veces les digo que es la tiroides, otras, que es una placa de metal alojada en mi columna, otras, que es mi cerebro que emana tormentas cerebrales cognitivas y cognoscitivas que irradian cargas electrostáticas que se reflejan a través de mis extremidades superiores y otras veces que recibí una poderosa descarga eléctrica que me dio el poder de tener un súper temblor en mí.

Al final, cuando se notan sorprendidos, ya les digo que es asunto mío, que no sé el motivo de mi temblor y que mientras mi mente no esté obnubilada o en shock, no le hagan caso al pulso, igual no les estoy hablando con mímica.


CHANZAS POR MI TEMBLOR EN EL PULSO

Siempre hay quien me dice, “pero no tiembles” a modo de broma. Y ¡zúas! De inmediato se me quita la tembladera. Casi siempre me dicen que soy como gelatina, que si estoy nervioso, que les haga masajes con esa tembladera o simplemente, se asustan y se apartan porque creen que ese temblor es previo a que me va a dar un supiritaco.

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COCINA

Cuando agarro cosas calientes, el pulso se me acelera y se intensifica la tembladera, por ejemplo el café y la sopa, servirme una tacita de café en vaso plástico, es sinónimo que todos los presentes en el radio de 5 metros serán bañados de esa agua caliente. Ni hablar de la sopa, tiemblo tanto en cada cucharada, que la enfrío con el movimiento.

Picar carnes o pescados es cosa de segundos, ya que actúo como una sierra eléctrica. Y comer perros calientes o hamburguesas en la calle, es regar papitas, salsa y migajas por doquier. No es extraño que los perros callejeros se alegren al verme llegar al puesto de perros calientes callejeros, saben que van a comer dos tercios de lo que yo coma.

También me alegra ver esos perros, así descarto que sea con ellos que se hizo la comida.


TENER CITAS ROMÁNTICAS, COEXISTIENDO CON MI TEMBLOR EN EL PULSO

Estar en una cita, que tiene su grado de nervios, ansiedad y exaltación, hace que el temblor del pulso crezca y la muchacha, se asuste. Por suerte, esto me ha ocurrido menos veces de lo que puedo contar con mi temblorosa mano, ya que la cara las asusta más.

Igual si me invitan a comer. Debo llevar un pitillo para comer la sopa o hacer reír a la gente con chistes, para que no se dé cuenta que tiemblo. Aunque me han reprochado que –a según- como como las gallinas, de adentro hacia afuera, no más porque ven los granos de arroz fuera del plato.


LÍNEAS

Que las líneas dibujadas a pulso salgan choretas, es obvio para un 98% de la población. A mí, me salen como círculos o como el ecocardiograma de alguien que acaba de correr un maratón. Lo peor es que las líneas guiadas con una regla, también salen culipandetas.


ESCRITURA

Ya les comenté que escribo con letra inestable. Lo peor es que mi firma no me sale igual. Mi propia firma. Con razón me pasan por el detector de mentiras cuando hago algún trámite. Incluso debo usar una aplicación especial para que no me salga la letra tembleque en Word y el celular.


VESTIRSE CON TEMBLOR EN EL PULSO

A veces salgo a la calle con la camisa al revés. No es por el temblor de mi pulso, pero quería confesarlo. Pero a la hora de abotonar las camisas, ese temblor hace que el huequito se haga más escurridizo o cuando el botón está calzando, ¡zácatelas!, termino rasgando la camisa.

También me ocurre con el cierre del pantalón, lo que me obliga a usar ropa interior con refuerzo para no hacerme daño en un jalón y quedar manco de allí.


EL BAÑO

Sí, ese chiste de que en el baño al hacer mis cosas, termino feliz, aplica conmigo. Yo no lo veo como chiste, en ocasiones lo disfruto, pero hace mucho que pasó a ser un trauma medio triste. Cuando agarro el papel higiénico, mi pulso me hace transformarlo en jirones, lo que es incómodo para limpiarse.


GIMNASIO

Yo tengo cuerpo de gimnasio. No, no musculosos, sino que vivo perennemente con el temblor que hay cuando estás en tu primera semana haciendo pesas.


ACEPTAR COSAS POSEYENDO TEMBLOR EN EL PULSO

Tony Stark, no gustaba recibir cosas de las personas porque su status y manías le permitían ser así. Yo no tengo status pero esa manía sí que te la tengo. Recibir cosas de la gente es sinónimo que van a creer que estoy nervioso, que no soy responsable o que quien está a mi lado me tiene amenazado y terminan llamando a la policía creyendo que estoy siendo secuestrado o extorsionado y por eso ando temblando. Me ha ocurrido tantas veces que vivo con el temor de reeditar en mi vida el cuento de Juanito y el Lobo.

Y sí, la gente insiste en darme: café caliente, cuchillos, vidrio, objetos de valor costosos y bebés, todo lo que es una diversión para mi pulso pues.


ENHEBRAR AGUJAS

Ser hijo de una costurera es chévere hasta que tienes un temblor en el pulso. Cuando te pide enhebrar una aguja, es como que una diversión sardónica y negra. Al final, le pido que mejor no cosa, sino que pegue grapas a la ropa.


EMBOCAR COSAS

Poner micrófonos en parales, colocar bombillos, meter tornillos es un suplicio. Peor el llenar las bandejitas de agua esas planas para hacer hielo, siempre terminan llegando unas gotas al congelador.


COSAS EN LOS ESTUDIOS AL PADECER TEMBLOR EN EL PULSO

Traten de subrayar con resaltador una idea en un libro o guía con este pulso. Verán que tendrán un gran libro de colorear en instantes. Me consta.

En las exposiciones, el profesor me preguntaba que si estaba nervioso. Sí le decía que no, no me creía. Tampoco creía que yo había hecho las láminas, simplemente porque las dibujé, pero no me estudié la lección, siempre creí que mi trabajo era dibujar.

Bueno, tampoco dibujaba, sólo calcaba. Y se reconocía que lo había hecho yo, con ese poco de líneas choretas. Pero el profesor me tenía rabia.

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Mi caligrafía normal. No se la imaginan cuando estoy al 100 de la tembladera


INTIMIDAD

El fragor de la intimidad claro que te pone nervioso, pero la contraparte femenina comienza a sospechar que soy un hombre inseguro por la tembladera y se va con otro que no es inseguro, ya que está seguro de no quererla como la puedo querer yo, pero eso ella no lo sabe hasta que él le pone su vida mal y patas pa’arriba, como luego de un temblor.


HACER CORTES

El evitar los objetos cortantes me alejó de ser barbero, soldador, reparador de computadoras, odontólogo, cirujano, arquitecto o ingeniero. Sólo me permitió ser comunicador social que vivimos con el miedo de que un culpable nos ataque por las informaciones. También fui bueno para la albañilería, soy como una máquina mezcladora de cemento humana.


SER DETENIDO

Algunas veces en operativos o alcabalas la policía me ha detenido para pedirme los papeles y termino llamando a mi abogado y a un doctor para poder aclarar que no estoy nervioso, sino que soy así.


COLOCAR INYECCIONES A SABIENDAS QUE SUFRO DE TEMBLOR EN EL PULSO

Sí, una vez estudié para técnico de farmacia. Un curso de tres meses. No me devolvieron el dinero al expulsarme a la segunda semana, ya que lo usaron para hacerle curetajes a la muchacha que me pusieron en las prácticas de colocación de inyecciones y buscarle una vía, ya que la muy buena gente me dio una segunda oportunidad de trepanarla.


EL FRÍO

Cuando hace frío, me siento en mi elemento, en especial al ver a los demás temblar. Es el momento en que no me siento solo. Eso sí, para bañarme (me baño con perolitas porque acá no llega mucha agua), sí hace frío + mi pulso, termino regando el agua y, al contrario del café o sopa, esa no me cae encima.


TOMAR FOTOS

Cuando me tomo una selfie o le tomo fotos a los demás, salgo como borroso, pixelado, como en esas fotos donde supuestamente avistan un ovni, un pie grande o un fantasma. Puede decirse que gracias a mi temblor, todas mis fotos son de acción en movimiento.


MORALEJA DE MI PADECIMIENTO DE TEMBLOR EN EL PULSO

Cuando me vea temblar, no se asuste, hágale caso a mis pensamientos y palabras y acciones, allí verá que no ando nervioso. Y si me quiere pedir un autógrafo, ese manchón irregular de tinta que verá, lo es, así que cuídela que pronto valdrá millones.


Argenis Serrano

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