El
café es el mejor amigo por la mañana, tarde o noche en la que uno quiera
trasnochar.
Es al único al que le acepto que me levante temprano.
La taza con café te besa y cuando se vacía, la llenas y la sigues besando, ellas no ponen peros.
El
café es como el amor verdadero para quienes no tienen un amor verdadero. Y sí,
es triste, pero sabroso.
Me quitaron la lactancia materna antes del año y la suplieron con café, ¿Ya comprenden por qué tengo el pulso tembleque que tengo!
El café es una droga legal, como el dinero, el chocolate o el arroz chino. Y ya el kilo vale casi tanto como un kilo de droga.
Es mi mejor amigo, porque siempre está ahí para mí cuando lo necesito. A veces me responde y ese es el momento en que sé, que ya he bebido mucho café.
Es
al ser humano, lo que la gasolina a los carros.
Quienes se alejan del café, aunque se sientan bien, saben que tienen un vació en su corazón que jamás se llenarás no le echan café.
En
Venezuela hay ya pocas marcas de café que te cacheteen para despertarte y te
envalentonen para el día a día. Y esa es la única cachetada admisible y
requerida por el hombre.
A
algunos les ayuda a mantenerse despiertos y concentrados. A mí me mantiene sin
ganas de pasarles el carro por encima o meterles el pie cuando caminan.
No
es mi bebida favorita, sólo es la necesaria para no quedarme dormido en el transporte público y me hagan maldades.
Cuando
me toca hacerme exámenes de laboratorio o donar sangre y ando sin café, la
sangre me sale hirviendo.
Se
puede tener abstinencia de malos ratos o de votar, pero de café, nada lo
justifica.
El
café descafeinado, haciéndolo doble, puede hacerle una suplencia temporal, pero
reemplazarlo ¡JAMÁS!
Cuando
toca tomar té, uno piensa en café, eso es inevitable.
Al
beberlo, me siento vivo, como si pudiera conquistar el mundo, como si pudiera
hacer cualquier cosa, como si pudiera volar, como si pudiera correr una maratón,
como si pudiera escalar una montaña, como si pudiera hacer cualquier cosa que
me proponga, como sí pudiera tolerar tener que levantarme temprano, ir a
trabajar y soportar gente.
Cuando
me hace sentir toda esa adrenalina activa, me pregunto con franca firmeza, ¿Qué
le están echando a este café que me está motivando a hacer cosas que cansan?,
¿O será el azúcar?
Una
vez lo endulcé con Stevia y me sentí mucho más energizado y proactivo. Luego me
di cuenta que no era Stevia, sino la hierba esa que pone felices a los
viciosos.
Cuando
hace calor e invito a una dama a tomar un café, usualmente dicen que no. Eso me
reconforta, porque me ahorro lo que vale el café en una panadería (un vaso
pequeño equivale a un kilo comprado en un supermercado) y, como cosa rara, rechazan
es al café porque no refresca con tanto y no a mí.
Si
llueve o hace frío, la táctica anterior no funciona con café, sino con helado.
Usualmente
quien quiere sellar un negocio, lo hace en una cafetería. En especial aquellos que
no tienen para pagar el alquiler de un local.
Los
dibujos que hacen en el café son geniales. Cuando te los tomas, el barista te
ve con odio porque te bebiste su hermoso trabajo.
Sí
alguien te dice, “el café que me gusta, es el café de tus ojos”, ¡Huye!, esa
frase la leyó en Internet, ni original es. Pero antes de huir, tómate el café y
pide dos tortas para llevar. Ojo, no dejes que se levante dizque para ir al
baño, de seguro se va sin pagar la cuenta.
Muchos
vecinos se levantan temprano a oler el café en casa de sus vecinos y pedirles
su tacita. Esos merecen que les espanten con los perros y la escoba o hacer un
café con leche de magnesia.
Las
cafeteras eléctricas en las oficinas y comercios siempre tienen café en el
fondo, porque nadie quiere lavar el recipiente, así que hacen un café sobre el
otro.
¿Por
qué no me has llevado más café?, ¡Por qué no pones para comprarlo!
Los
caramelos de café son suplentes alternativos.
¿Han
notado que quien te pide café y le dices, “trae tu taza”, tiene una taza que no
parece tener fondo y la pide llena?
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