Este artículo va dedicado a quienes saben y a quienes no saben, cuánto detesto al papel de regalo.
Cuando se utiliza papel
de regalo, siempre se hace para cubrir la deficiencia de calidad, precio e
intención del regalo en sí. Por ende, mientras más bonito sea el papel, el
regalo es de menor calidad.
¿Acaso han visto que
las motos o los carros se envuelven?, lo que se les coloca es un lazo o un
globo, que son de muy buen gusto, poniendo el regalo a la vista.
Por ello, el papel de
regalo me ha sido por siempre insoportable, ya que es una manera de abrillantar
ese obsequio que parece que compraron en los sitios de a $1 y, aparte, pidieron
descuento.
Motivos de peso para detestar al papel de regalo
En principio, se talan
muchos árboles para hacerlos. Bueno, eso no es motivo de peso, pero debo
cumplir una labor social en este blog.
Cada estampado o
impresión del papel, está tipificado, sea para mujer, niña, abuela, abuelo,
hombre y niño. Pero siempre te lo envuelven en uno cuya temática es ambigua o
unicolor, por lo cual te están diciendo que están dudando de tu sexualidad.
O sea, de entrada están
ofendiendo.
La cantidad de cinta plástica
que le colocan es abrumadora. Y siempre tienes a un familiar guardián del papel
de regalo que te pide que no rompas el papel. Entonces toca abrir el regalo con
vapor y eso también daña al papel y te regañan.
Eso de estar cuidando
papel de regalo como si fuera una herencia, es lo que está destruyéndonos como
sociedad, es una manifestación de tacañería única, que no puedo admitir. Yo no
soy tacaño, sólo no tengo dinero.
El regalo envuelto,
siempre termina decepcionando. Luego de colocar la emoción de qué habrá como
sorpresa, terminas sorprendido de que no se forme un atajaperro por el regalo
tan barato que vino envuelto en un papel ostentoso con un Santa Claus feliz (el
único que estará feliz en ese instante).
Los intercambios de
regalos o amigos secretos, son alcahueteados por el papel de regalo. Los
envuelven bien bonitos y en papel de regalo brillante y cuando lo abres por
petición de los presentes, el regalo es de $5 cuando se colocó un monto mínimo
de $20. Y debes sonreír y no estrujar al papel, al regalo y a quien te lo dio,
no más por mantener la paz.
A los niños, la mañana
de Navidad, no les interesa el papel de regalo, sino el regalo. Lo único que
les sirve el papel es para romperlo y pasar
la furia cuando les traen dos franelas blancas metidos en una caja de
Play Station.
Otro momento indignante
es cuando se les ocurre hacer los intercambios de regalos el 28 de diciembre,
para jugar al “Caíste por Inocente”,
envolviendo finamente una caja donde hay un montón de cáscaras de plátano, papa
y piña. Entonces lo abres y rompes el papel de regalo y te reprochan porque ese
servía para el regalo de verdad, que ahora no te darán por malcriado.
Otros casos
El papel de regalo
tiene unos compinches iguales de ominosos, que son las bolsas de regalo, donde en el fondo pegan un espejo y cuando lo
abres te dicen, “es que el mejor regalo,
eres tú”. Y luego quieren que se las devuelvas, porque deben otros regalos.
Las cajas de regalo,
decepcionan a muchos, en especial a los borrachos que creen que les envolvieron
una gavera de cerveza y resulta ser una caja llena de piedras donde finamente
colocaron unas medias y un desodorante de pies (mensaje subliminal).
Los globos de corazón,
que siempre acompañan al “es que yo te quiero como un amigo”.
¿Qué es mejor que el papel de regalo?
En las tiendas donde
compran los regalos, dan una bolsa. Ya, listo, ya tienes el envoltorio.
Y sí tienen estampado
mucho mejor, porque te da la opción de devolverlo o correr la voz de que en esa
tienda venden puro rascuajo, que no compren allí. Y que quien te regaló, le
fascina comprar allí. No te dé pena criticarle, así no te regala más nunca,
mejor que se lleve su mal gusto para regalar a otra parte.
Ya que vas a hacer un
regalo con lo que rasguñaste de tu salario o lo que te ganaste con un número de
la lotería, mejor dale el zarpazo visual a la persona que le regalas. Eso
muestra que, aunque puedes solamente hacer regalos humildes, no los encubres de
manera despampanante.
Por ello, vamos a
acabar a esa perniciosa industria papelera, que son los peores vendehúmos del
mundo.
Por fortuna mí no me
regalan nada, porque si me lo colocan en papel de regalo, caja o bolsa, me
indignaría. Dígame sí le colocan un globo con un peluche adentro, ¡Muero de
Amor!
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