A MIS FAMILIARES, AMIGOS Y COTERRÁNEOS FUERA DE VENEZUELA


Vaya ésta carta desde el fondo de mi corazón, aprovechando la inestable señal motivada por cosas que ustedes quizás suponen, pero bien no saben porque estoy seguro que muchos les han mentido. Acá les cuento de mí y en paralelo, se lee la verdad del venezolano.

Sé que luego de los apagones que han sido causados por ataques externos premeditados, en componenda con muchos venezolanos villanos de aquí, estarán preocupados por mí y es comprensible porque por años me he granjeado el amor de todos ustedes y simplemente me he quedado en el corazón de quienes como ustedes, han tenido la fortuna de conocerme.

He de decirles que a pesar de tanta agresión externa y de luchar contra mis propios demonios una  batalla épica que me ha hecho vencedor en la mayoría de ellas, aunque reconozco que me ha agotado un poco y debo hacer un break. Dije que no iba a caer y no lo haré, porque sé que mucha gente depende de mí y yo mismo siento amor por mí, tanto o menos del que ustedes que me leen, me profesan siempre por tantos medios.

Comienzo por el dinero, que en verdad es la base de todo. Sin él, nada más hay, a excepción de yo y los que están conmigo y aunque no me consta, Dios, para que no digan que soy abusador y pagano, cuando en realidad soy adorable. El dinero no ha sido problema, pero no les miento, se está agotando y eso está pasando de ocuparme a preocuparme. No me tiemblan las manos, la voz ni mi conciencia limpia, mucho menos el orgullo, en pedirles a ustedes que me envíen dinero. Lo usaría para cosas que necesito y los míos también, desde la comida, la higiene como darnos gustos. Porque estaremos como dicen algunos “mal y vamos a peor”, pero acá en mi entorno no dejo de repetirme que “vamos bien”. Los demás que se jodan sí siguen en su ruta, yo estoy en la mía contra viento y marea. Como dijo Miguelito el del abasto de Mafalda, “nadie puede amasar una fortuna sin antes hacer harina a los demás”. Con ese mantra, la Constitución, el amor a lo mío y de los míos a mí, me mantengo.

Pero les repito, necesito dólares. Y para que no me los minimicen en el canje ni pagar impuestos, que sea por PayPal, Skrill o Bitcoin. No les miento, los necesito y los espero de ustedes. Como dijo Roberto Carlos, “yo quiero tener un millón de dólares”, que son como mis amigos pues.
De comida, bueno, he restringido muchas cosas sabrosas. Eso me ha afectado el estómago y el sueño. Temo por mi salud, y más temo que ustedes me pierdan. Mi temor es el mismo de ustedes. Por ello insito en lo de los dólares.

Con lo de la electricidad y el agua, que es su mayor preocupación, pues tengo planta y me llegan cisternas cuando lo requiero. He podido hacer reuniones, ver la televisión venezolana estadal (la mejor para informarse). He combatido el calor, la comida que consigo se ha mantenido fresca, me tomo mis jugos, refrescos y unas cervezas bien helodias. Como siempre, la envidia de los demás ante mis posibilidades se manifiesta. Y a eso han conducido los enemigos del país y de nuestra venezolanidad en la gente, a manifestar odio y rencor. Muchos me dicen “ya que tienes agua, anda a lavarte ese culo”. Y sí, lo tengo limpio, pero no por sus órdenes mal sanas, sino porque tengo agua. De vez en cuando alquilo un toma corriente para tener efectivo, a demás de vender algo de agua para lo mismo. Muchos se han molestado, porque su falta de conciencia es que quieren que les regalen todo. No, eso acá se acabó y ellos se jodieron por aprender esas malas mañas, yo allí me lavo las manos.

Creo ya haberles dado un panorama real de lo que me ocurre, que es lo mismo que a millones. Porque sé que ustedes ven noticiarios de medios independientes o mundiales y lo que les meten es ese poco de mentiras que los estresan y nos hacen ver como víctimas de una guerra con fusil. No, una guerra con la economía y nuestros valores es la que tenemos. La batalla de las ideas se ha librado y creo que a plomo vamos a terminar a los que aúpan lo peor para los que somos mayoría. Es lo único crudo que puedo decirles, porque a grandes males, soluciones mayores y las balas es lo que piden y hay que dárselas, pero yo quiero lo contrario, para que se mantenga el orden ya establecido y piodamos vivir en la humildad, el minimalismo, la sencillez y con la alegría que nos caracteriza.

Mi deseo es que ustedes me envíen dinero y a su vez ahorren para volver. Todos deberíamos estar compartiendo al país en todo y para eso necesito que vuelvan. Yo les necesito, les quiero, les extraño, les siento en mi alma y recuerdos. Por favor vengan.

Y sí desean ayudarme, ya saben que el dinero es lo que más me interesa. De corazón que lo necesito, tengo mucha hambre, sueños, preocupación y con eso me ayudarían un poco a salir de éste lumpen en que nos han metido. Espero haberles tocado el corazón, avisen, sin chiste alguno, estoy lanzando mi llamado de auxilio a quienes por el mundo están.

Les quiero y espero puedan responderme.

Atte.

nicolás maduro moros

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