Antes
que Google Adsense y Blogger o demás redes sociales donde se encuentra
Humoristech vayan a brincar y querer espernancarme por andar pidiendo lo que no
es, cuando me refiero a una nueva pandemia, lo hago visto desde otra visión.
Achanten
un tanto y vean este hermoso pensamiento salido de una de las mentes más
brillantes de Venezuela, gracias a mi calvicie.
Una nueva pandemia
Supongamos
así de mentiritas y por conveniencia que hacer el bien es una enfermedad. Y que
en China, en un mercado de la ciudad de Wuhan, un asiático pidió “sopa de alas
de ángel”, porque a los ángeles cuando se les ascienden, les colocan alas más grandes
y acordes a su rango y las otras las lanzan a la Tierra para ver si la gente
hace algo bueno con ellas.
Y
como caen en China, hacen sopitas de alas de ángel. Y la que pide este señor,
es de un ángel que se ha portado tan pero tan bien, que tiene alas de platino y
las anteriores, de oro, cayeron en China.
Ustedes
síganme la idea que yo sé que es ridícula, pero tiene un final feliz que aún no
se me ha ocurrido, yo estoy esperando también a ver cómo termina este deseo
sobre una pandemia distinta.
Bien…el
hombre, luego e comer la sopa, comienza a repartir guiños, abrazos, saludos
efusivos, buenos deseos y tremenda buena vibra.
En
pocas horas, toda la ciudad se ve repleta de un virus de buena voluntad que
alerta al gobierno de China que se asusta porque se está desatando su mayor
temor: Que la gente sea feliz, productiva y no necesita de líderes para hacer y
ser de lo mejor.
A
diferencia de la anterior pandemia, el gobierno de China alerta al mundo. En estampida,
todos los gobernantes obligan al cierre de sus fronteras aéreas, marítimas,
terrestres y que le pasen doble llave a las puertas de sus casas e incluso, a
los closet de donde muchos salen.
Los
noticiarios comienzan a alarmarse al ver que la gente ya no maneja de manera
imprudente, no agreden al vecino, la violencia intrafamiliar se acaba, la productividad
laboral aumenta y el producto interno bruto se dispara en cada país.
Las
personas dejan de enfocarse en la moda, en el qué dirán, en la crítica por
redes sociales. Ayudan a quienes están en las calles, gente que por igual se
nota optimista y llena de empuje.
Lo
que más asusta a los medios es que el sensacionalismo es inútil, el asustar a
la población no es posible. Los opinadores de oficio y los anti-todo ven que
sus palabras son mucho más vacías y terminan sucumbiendo al pedir perdón y
haciendo llamadas de fe. Este tipo de pandemia horroriza a quienes tienen el
poder privado.
Las
iglesias se ven repletas de personas agradecidas y que ya no requieren ni de
misas ni de sermones o servicios, sólo de dar sus testimonios, ejemplos,
cánticos y abrazos.
Todos
los grupos de poder del planeta, quizá reacios o casi que inmunes a la pandemia
gracias a sus altos grados de maldad y pragmatismo, buscan la solución en la
creación de vacunas.
Pero
estas vacunas sí son inútiles al virus del amor y la buena voluntad. El mundo
se ve invadido en una ola de empatía, optimismo, reflexión, buen hablar y mejor
escuchar, libertad, igualdad y fraternidad.
Ya
dejan de ser zombis del status quo y comienzan a ser ciudadanos universales. Cuidan
de sí mismos a la par de que cuidan de los demás.
Se
enfocan más en resolver los problemas, mejorando en la creación de fármacos contra
todas las enfermedades; brindar ayuda social al desprotegido son uno con la
ecología y sacan un gran provecho de la tecnología.
Los
no bancarizados al fin tienen dinero, mismo que no se les hace una pandemia
capitalista, sino que invierten en ayudar y ayudarse, hacer crecer a la familia
en todos los sentidos y colaborar a las mejoras de sus hábitats.
Ahora
la lucha es por demostrar su competencia en todos los campos del saber y de
aplaudir a sus rivales. Dar buenos ejemplos y disfrutar toda actividad.
El
diablo se ve arrinconado porque sabe que esto mermará la llegada de nuevos
residentes y el cielo aumenta su creación de nubes para que ese ejército de
nuevos ángeles que llegará en las próximas décadas, siga tan contenta y unida
como cuando comenzó esta pandemia por sopa de alas de ángel.
Y
sí, me gusta este utópico final feliz…
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