UN
CUENTO EXASPERANTE
Cerca de la Terminal de Buses, un pasajero llega en una noche algo
tormentosa, con más de 2 horas de anticipación al momento de salida de su
viaje, por lo cual decide ir a comer.
Más todos los puestos, ante la condición climática, cerraron,
salvo una pequeña taguara de mala muerte a la que la muerte tampoco querría
entrar, que estaba al cruzar la calle. Ante el hambre que le atacaba, el hombre
hizo tripas corazón, ligando que de haber comida no fueran ni tripas ni corazón
que no le gustaban, y se adentró al tugurio.
Una señora muy amable, de esas que la barriga le roza el fogón,
las manos lisas y pálidas de tanto hacer arepas y con la cara chorreando
manteca, muy amablemente le atendió de esta manera:
-
¡Buenas noches señor!, ¿cómo está, aparte de mojado?, ¿está fuerte
la lluvia?
-
Bien gracias señora, sí, está fuerte, mire como chorreo. Y pasar
la calle más peor aún, pues estaba inundada. Creo que pise a alguien que se
había caído en un hueco, pero quizá fue mi imaginación (risas)
Nota al margen: al día siguiente en los diarios daban anuncio de
un indigente que fue arrastrado por el agua varias cuadras, sobrevivió quedó inconsciente
al ver que por primera vez en años, estaba limpio.
Volvemos a nuestra historia:
-
Bueno señor, ¿en qué le puedo servir?, ¿quiere una cervecita?
-
Sí, me gustaría.
-
A mí también, ojalá la licorería estuviera abierta.
-
Este… bueno, ¿qué hay para comer?
-
¡Uy, hay de todo!
-
¿Cómo qué?
-
Señor, hay miles de cosas en el mundo para comer, ¿cómo cree que
le voy a decir todas?
-
Digo, ¿qué tiene para comer acá?
-
¡Ah bueno, ya así la lista es menor!, hay tripas y corazón
-
¡Me lleva!
-
¿Quiere que le traiga, señor?
-
¡No, que me lleva la que me trajo!
-
¡Ah, está esperando a alguien!
-
¡No señora!, mire, vamos de nuevo, ¿qué tiene acá para que me
venda?
-
¡Tengo un lazo grandote que le pongo a la puerta en Navidad!, ¿pero
cuánto me podrían dar por usted?, a lo mejor hasta quedo debiendo.
-
Señora, ¿tiene usted comida para preparar, servirla en un plato,
traérmela, yo comerla, pagarla, irme y nunca más volver?
-
¡Sí, sí hay!
-
¡Qué bueno! ¿y cómo qué tendrá?
-
¡No conozco ese plato “comoqué”, señor!, ¿eso es lo que sale en
los canales del cable?
-
¡Ay mi madre!
-
Bueno, ¿no dijo que nadie más venía y ahora viene su mamacita?
-
¡Sí la lluvia no estuviera arreciando, huyo!
-
Bueno señor, mientras tanto, ¿no quiere que le prepare una comidita?,
está baratica.
-
¡sí, acepto!
-
¡Así dijo el exmarido mío en la iglesia y luego me dejó!
-
¡Señora, comida, por favor, mi tener hambre y no razonar más y ya
falta hora y media para que salga mi bus!
-
¡Ah bueno, ya comienzo a preparársela!, ¿el señor fuma?
-
¡No, no fumo!, ¿por?
-
¡Ah para que esperara con más calma, un cigarrito antes de comer
da más hambre, calma los nervios y le seca la ropa!, ¡mientras le preparo unas
arepas de chorizo trancao con queso a la parrilla y una carnita, que son la
especialidad de la casa!
-
¡Eso suena delicioso!
-
¡Usted tiene tanta hambre que se come el sonido!
-
¡Esperaré acá quietecito y callado como usted, señora! (esto dicho
de manera sarcásticamente insinuadora de que quería que la vieja se quedara
muda).
-
¡Pero callado es aburrido, mire que sí yo no hablo me sale maluca
la comida!
-
¡Ay mi madre!
-
¿Le hago una ración extra para llevarle a su mamá?
En este sainete pasan otros 40 minutos en que el hombre veía el
reloj, la señora seguía echando la harina de maíz en un pote, poniéndole agua,
amasando, picando aliños, carne, chorizo, rallando el queso hasta que se acordó
que el queso rallado no sirve a la plancha entonces trataba de juntarlo
nuevamente para ponerlo a la parrilla que no encendía. De pronto, ¡zas!, se
corta la electricidad y lluvia arrecia; el hombre está calado de la angustia.
-
¡Señora, por favor!, ¿será que la falta mucho?, ¡es que ya faltan
50 minutos para que salga el bus y tengo mareo del hambre más su habladera!
-
¡Ay señor, no sea grosero, mire que sí me resiento, no tengo por
qué servirle!
-
¡Está bien señora, presento mis disculpas, pero por favor apúrese!
-
¿Vio que le faltaba un cigarrito?, ¡para que calmara los nervios,
mantuviera las ansias controladas, fortaleciera un mejor apetito porque el que
tiene parece más bien antojo o nervios por el viaje y a ese tipo de hambre la
comida no le hace provecho, le pueden dar ansias!; ¡además sí fumara, sabría yo
dónde está porque con éste apagón no veo nada!
-
Cierto es, ¿y por qué no prende unas velas o una linterna, o
mejor, el fogón?
-
¡Verdad!, ¿por qué no?, esto se vería más iluminado que con el
cigarrito que le digo.
-
¡Señora, el bus sale en 20 minutos, yo como que mejor me voy!
-
¿Y me va a dejar con todo éste trabajo adelantado hecho y sin
pagar?, ¡yo creí que usted era más decentico, como la gente que fuma
cigarrillos finos o habanos o pipa!, ¡quizá porque no fuma es que anda
estresado y pagándola con la gente que nada le hace!
-
¡Cierto es señora, usted nada que me hace… la comida!
-
¡Ya va estar, rapidito, le va a dar tiempo de comer, ir al baño,
montarse en el bus y reposar todo el viaje durmiendo, que después de comer es
bueno para engordar, cosa que le hace falta porque parece que usted fuma mucho
y por eso se le nota tan demacrado!
-
¡Que yo no fumo, señora!
-
¡Ay, lástima, eso le ayudaría a calmar los nervios y hablar menos,
ya me tiene mareada con su cháchara sin fin, que sí el bus, que sí tengo
hambre, que sí su mamá, que sí yo le provoco para llevarme al cuartico de allá
atrás ahorita que no hay luz!
-
¡Epa, no señora, ni con una mano prestada!
-
¡No se pase señor, el que usted no quiera fumar ahorita no lo deba
hacer tan grosero!, ¡ya le voy a hacer su comida y se la voy a poner para
llevar! ¡El envase se paga extra!
-
¡Lo que sea por salir de aquí, señora!
Faltando ya 12 minutos para que el bus saliera y estando el hombre
viendo hacia afuera a ver sí ve algún reflejo de donde pisar en esas calles
anegadas, aparece un borrachito muy efusivo en el lugar. Se sabe que estaba
borracho porque hedía. El mismo grito:
-
¡Buenas noches comadre!, ¿cómo está?, ¿tiene cervecitas?
-
¡Acá en la cava siempre hay
compadre, casi nadie las pide ni cuando se las ofrezco!
(caballero del bus coloca cara de ¿cómo es la cosa?).
Prosigue el borracho:
-
¡Está fuerte la lluvia y me mojé con este líquido asqueroso que
llaman agua!, pero como tengo hambre, vine a ver qué comida hay.
-
¡Qué bien formulada la pregunta, no como otros!
(caballero del bus vuelve a pelar los ojos)
-
Bueno compadre, ya le voy a hacer algo rapidito, ¡usted sabe cómo
soy yo, que me dicen la rayo veloz de la cocina!
-
¡Así es comadre!
-
Pero, compadre, una cosita, ¿usted sigue fumando?
-
¡Sí comadre!
-
¿Y trajo cigarros?
-
¡Como siempre!, ¿quiere uno de los míos?, ¿se lo prendo?
-
¡No compadre, cigarrillo no quiero, lo que quiero es que me preste
los fósforos para prender la cocina y hacerle la comida a usted y al señor éste
que me tiene incómoda con su lloradera!
FIN
P.D.: El hombre perdió el bus
y las maletas se fueron en el viaje. Se las regresaron rotas y sin ropa a los 6
meses. También le dio pulmonía, lo hospitalizaron y en el menú del hospital
sólo daban tripas y corazón.
Autor: ARGENIS SERRANO - TWITTER: @HUMORISTECH
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