Pasatiempos, ¿qué son y quién los recuerda?

 Los pasatiempos son aquellas cosas que nos hacían pasar el tiempo que queríamos que pasara más rápido o que por el contrario, que pasara más lento para seguir haciendo los Pasatiempos en vez de otras cosas.

Era…bueno, siguen siendo la mejor manera de procrastinar, ya que se hace en pro de sacar habilidades psicomotrices que muchos no saben si heredaron del lado materno, del lado paterno o del portugués del abasto.

Así como de niños tenemos (sí, tenemos, no se puede dejar de ser niño), libros que con la ayuda de nuestra madre, padre o el portugués del abasto nos enseñan el cómo colorear, lo que nos dio creatividad, soltura de la mano y el entendimiento de que la vida es de más de una tonalidad y que aún se consigue en buenísimas páginas web para descargar y colorear; bueno, pues de grandes tenemos a las revistas de Pasatiempos que nos enseñan cosas, incluso a los más renuentes a la educación como aquellos que gustan de vivir del Estado y de la caridad del robo.

Esas revistas

Pasa – Pasa, Pasatiempos, Rompe Cocos, Tiempo Libre, Sopa de Letras, Sancocho de Letras, Súper Sopas, Purogramas, etc., llegaron a nuestras manos gracias a los kiosqueros que parecían admirarnos por ser de los pocos que preferían revistas que sí culturizaban en vez de Ronda, Venezuela Gráfica, Crónica Policial o la Gaceta Hípica.

De haber sabido esos voceadores que también leíamos libros, nos adoran como el hombre de las cavernas al fuego o esas personas de vejiga débil idolatran a los hombres estatuas que duran horas sin ir al baño.

Los diarios de todo el mundo han traído juegos especiales para hacer que los inteligentes se sientan bien, los de conocimiento promedio se esfuercen y los que no se atreven usen esos diarios para envolver aguacates.

El crucigrama del New York Times es uno de los más famosos del mundo. En Venezuela lo era el del Últimas Noticias hasta que se decidiera a no fomentar la inteligencia so pena de que los lectores comenzaran a decirles sus evidentes defectos.

cómo colorear


Lugares de uso

Mis niños, donde ustedes (y yo), están con Smartphone o Tablet o la laptop porque son más arriesgados, antes estábamos con una revista de Pasatiempos. ¡Nada como llenar 4 crucigramas, 3 damero, dos criptogramas y un “¿qué será?, “une los puntos y lo sabrás”!, mientras el colon se limpia. Placeres de la vida pues.

-    Su venta más regular es en las terminales de buses. Uno compraba varios de los más anchos así el viaje fuera corto. Es que entre las trancas y los buses accidentados había tiempo de llenarlos.

-    Tenían datos interesantes. Esos que ahora son tuits, ya aparecían allí impresos con un “¿sabías qué?”.

-    Si te equivocabas en una letra en el criptograma, ¡pues te inventabas un nuevo resultado, lo importante es que cupiese!

-    A veces los criptogramas venían sin letra guía y allí usabas el teléfono para llamar a un tío que era cráneo en eso, pidiendo ayuda.

-    Salvaba las horas en la cola del Seguro Social, cedulación, pasaportes, conciertos, cines o cuando hacías tiempo para decirle a tu familia que te habían botado del trabajo por estar llevándote los lapiceros para sacar Pasatiempos.

-    Si se te olvidaban al meterte al baño, te tocaba leer la fórmula del champú, porque de apurarte, ni a balazos lo hacías. Por ende, siempre había un Pasatiempos por allí escondido para emergencias.

-    Leer las soluciones al final te hacían sentir un traicionero ignorante tramposo embustero sin honor. Por ende aprendías a no ser así ni en los Pasatiempos ni en la vida. Recuerden que deuda de juego es deuda de honor y estos juegos eran honorables.

-    Tenían caricaturas mudas que sí daban risa y de cosas cotidianas alejadas de la política partidista. Porque eran Pasatiempos para relajarte.

Más la ecología verde fue mermando a los Pasatiempos en el mundo y en Venezuela la escasez de papel que se debe usar en cosas inútiles, como los billetes que valen menos que el papel en el que están impresos.

Poco a poco la tecnología fue desplazando a estos entretenimientos que eran tan sencillos que en cualquier imprenta pirata los hacían y al montarte en un bus el vendedor de chicharrones te lo vendía con un bolígrafo y sus huellas dactilares grasosas en el papel.

Pocos hay aun haciendo vida y vaya que hacen falta, menos esas sopas de letras donde las palabras eran enredadas y uno terminaba haciendo dibujitos de gusanos sin sentido y todo nos salía mal.

Ahora que se corta tanto la corriente eléctrica (lo que el vulgo llama “se fue la luz”), las revistas de Pasatiempos hacen más falta que los teléfonos que sin electricidad se vuelven vulgares pisapapeles. Nos harían rendidoras las largas horas de corte eléctrico.

Y en las noches los llenaríamos a la luz de las velas como hacían en siglos pasados los escritores, científicos, alquimistas y Nostradamus con sus centurias.

Porque cada quien tiene retos mentales y cuando no hay con quien hablar ni tecnología y te leíste todos los libros a la mano, una revista de Pasatiempos puede ser tu tabla de salvación, elaborada por gente que no sé si es brillante, pero que copia buen material para quienes no tenemos la primaria trunca.

¡Gracias, revistas de Pasatiempos que me leen!

Argenis Serrano - @Humoristech

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