No Estoy Solo

Algo que he aprendido luego de tantos años de vida, estudios y el ver y saber cómo es mi cara, cuerpo y bolsillos, es que no estoy solo.

Sí, no estoy solo aunque sí lo estoy. Les explico: Por mucho que la soledad que me acompaña (no la chica soledad) va para largo, siempre hay algo que me consuela y me hace recordar que no estoy del todo solo. Por ejemplo:

Para recibir SMS (mensajes de texto), pido el saldo. O compro cualquier cosa barata aunque no la necesite y de inmediato me llega el mensaje del banco con la confirmación.

Estoy suscrito a páginas web tipo foros a los que no entro, pero el día aniversario que me suscribí y el de mi cumpleaños, me envían un mensaje de felicitación. Igual el banco.

A diario al menos una notificación recibo en Facebook, la de “hoy tienes recuerdos con…”. Allí, además puedo ver cuando alguien me escribió en años anteriores.

no estoy solo


Me suscribí a chat vecinal por WhatsApp y Telegram; allí siempre hay alguien quejándose que los de la empresa de aguas rompieron la calle y cuando repararon no les metieron el tubo bien y otros se ríen y se forman aquellos atajaperros y yo envío un mensaje y se acaba la pelea porque dejan de escribir. Sé que no estoy solo aunque parezca que se van a otro chat. Y cada día es igual, lo que me hace entender que yo soy un resuelve conflictos y esa es señal de que me leen y atienden, ergo, no estoy solo.

No estoy solo porque cuando quiero estar con alguien para almorzar o compartir un postre y café, voy a los centros comerciales y la gente me pasa por un lado al menos. Eso es tener compañía. Ocasionalmente me siento delante de un espejo para acompañarme.

Cuando alguien tiene el error para sí mismo de invitarme a alguna reunión, siento que no estoy solo aunque todos estén con sus parejas prodigándose amor y desplazándome. Y no me siento solo porque aprovecho sus manifestaciones de cariño, algarabía, baile y demás, para comerme la comida toda, casi siempre aderezada con el sabor a lágrimas.

No estoy solo porque si quero compañía y contacto humano, me monto en el transporte público que jamás está vacío, aunque quisiera. Si mi necesidad de abrazar es muy grande, pago una carrera en moto taxi y me aferro al motorizado asegurando más que mi vida, mi dosis necesaria de cariño.

No estoy solo porque por la reacción del mes, del alcohol y de las apariencias, al menos el 31 de diciembre es casi obligatorio abrazarme y darme algún nuevo deseo.

No estoy solo, porque si deseo besar, simplemente me compro una sandía o tumbo un mango y les doy dulces besos, devorándolas con todo mi apasionamiento.

No estoy solo, porque cuando quiero llorar, siempre cuento con la almohada, aunque deba cambiarla cada temporada porque se ponen así como mohosas de tanto líquido a diario.

No estoy solo, porque cuando voy por la calle hablando solo, siempre hay alguien que me grita algo riéndose.

Me meto en las filas de las tiendas aunque nada vaya a comprar, por ser esta una excelente manera de tener gene delante, detrás y los que se salen de la fila para adelantarse.

Por esto y muchas cosas más, doy por seguro que no estoy solo y jamás lo estaré, mientras trabaje mucho para poderme pagar el ancianato y la fosa, además de alguna plañidera que vaya a llorarme el día que pase a la eternidad, otro lugar donde seguro que diré que no estoy solo, al menos rodeado por los buitres.

Argenis Serrano

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